domingo, 26 de octubre de 2008

Tavernier: humano, creador de joyas

Mis personajes no son personajes completamente heroicos. Michael Powell me dijo que le gustaban las películas en las que el héroe hace cosas equivocadas en tres o cuatro escenas, pero sin que el autor de la película esté señalándolas. ¡Adoro eso! Tener a alguien que cometa errores. Eso es algo que existe en todas las películas -ya sea que el hombre es un policía o un saxofonista tenor.


Bertrand Tavernier, sobre la construcción de sus personajes. Haciendo referencia en particular a los protagonistas de 'Round Midnight y L.627.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Infravaloración / Ultracomercialización

The power of equality
is not yet what it ought to be
It fills me up like a hollow tree
the power of equality

[...]

Little brother, do you hear me?
Have a heart, oh come get near me
Misery is not my friend
But I'll break before I bend

What I see is misery
What ever happened to humanity
What ever happened to humanity
What ever happened to humanity


¿Y esto? ¿Quién lo escribió?

lunes, 20 de octubre de 2008

Roger's in the footnotes up to his elbones...

Roger's in the archive looking up Casement
Martha's in the government digging up the basement
rebel into representative for the voter
shadow backbencher couldn't get a word in
turned up anyway issues burning
all consuming drinks in the cabinet
spent a lot of time just examining the building
drinks on the house? you must be joking
corridors of power cuts toy telephone bills
long time no see underneath the floorboard
looking for the roots of the family treetops
toe's in the water but you've only got ten

Fingers in the eel pie poke around tip top
tunnelling a wormhole Eartha Kitty catfish
meadow brown peacock pupa-larva-caterpillar
hibernate in winter of our discotheque no
end in sight more like a spiral coil
or curler just unwinding very slowly
revealing endless disappearing pipelines
genuflecting bowing deeply it
don't take a weathergirl to see where
the wind is blowing what the wind is bending

Isobars are opening sex to midnight
cabinet shuffling homeward bound taking
a detour rendezvous do chapel in the valley
of the blown up doll that's not Martha
shunting in a siding she got homework
up to here
Roger's in the footnotes up to his elbones
verse and chapter disinterred
borrowing a bookcase don't come easy
the weight of the evidence in parenthesis
beggars tightly furled belief

Heads on blockabeater repetition on the line
Shell shock supertroopers whirl banking oil palm
intercontinental drift over the rainbow
over the sea to ska rocker skintone
hirsuit missed a link and that's not all
that he got missing inna thousand years of
orthotoxic waste disposal god proposal
jealous sky whatever is a girl to do
to break the service in its tried and tested
and found wanting state of oh! boy network
stewardship?

Little Johnny Aardvark never hurt
nobody Martha friend and Roger too
tone down a little sotto voce some tall order
given that four minutes seems eternity time
in the hushed up world of waspish Vsigns
A-sides sui-C-side salads of the bad young B-sides
what's the point of digging deeper just to lay
the ghost of Sala Hal-Din Yusuf ibn Ayyub?

"Don't give up" the dead man cried
"there's more of us than there are of you
soon you'll all be on our side forever more or
Lester Young died 'Fat Girl' also blowing all the blues
away side dust ain't just dust trust us like we
live forever broken loose from greystone tether
keep on tiptoe through the archive we are dead
but you are alive Martha yes and Roger too
until you let the gringos grind you down"


Letra del Blues in Bob Minor, de Robert Wyatt. En Shleep (1997).

Angustia mal canalizada. Multiplicación de la agresión.

No parece haber mercado para los proyectos de una "buena sociedad" a largo plazo. La oferta es muy reducida, y la demanda proyectada no es mayor. El interés en el gobierno del país y sus tareas, si es que queda alguno, tiende a ser a corto plazo como las campañas de gestión de crisis de los ministros. La idea de cambiar un futuro más lejano no suscita demasiado entusiasmo porque no se ve que haya una conexión entre el accionar presente de los ciudadanos (o, más bien, su apatía) y la forma que adoptará el porvenir. Luc Boltanski y Éve Chiapello descubrieron que en la actualidad, en los lugares de trabajo los empleados "ya no hacen carrera, sino que pasan de un proyecto a otro; el éxito en un proyecto les franquea el acceso al siguiente". Es bien sabido que para Tony Blair el interés de ganar una elección es ganar la siguiente.

La otra reacción común a la impotencia, la agresión, es menos una alternativa que un complemento de la inhibición. Por lo general, ambas respuestas son activadas simultáneamente. La retirada del ágora, por la que la lucha política se deja en manos de pequeñas unidades profesionales de alta tecnología debido a que sus resultados no parecen depender del coraje individual de los soldados, se acompaña del despliegue del restante espíritu de combate en sitios más a la mano y aparentemente más fáciles de conquistar. Los "cinco minutos de odio" de Orwell ya no son orquestados por los gobernantes de un país: como la mayoría de las cosas sujetas al principio de "subsidiariedad", han sido desregulados, privatizados y abandonados a la iniciativa local, o mejor aún, personal.

Una y otra vez la prensa sensacionalista llena la vacante, haciendo lo mejor que puede por condensar, canalizar y enfocar las frustraciones difusas y dispersas de los inhibidos políticamente: se muestra gustosa de poder ayudar seleccionando objetivos sobre los cuales descargar la energía aún sin explotar que reside en las preocupaciones de las "causas comunes". Nunca hay escasez de figuras para encarnar el miedo y el odio, como los pedófilos que vuelven a casa tras una temporada en prisión, las "invasiones de mendigos", los "atracadores", los "vándalos", los "vagos", los "falsos buscadores de asilo" o los inmigrantes "que usurpan nuestros empleos". Ya que por más que se combata a estas figuras, la incertidumbre sigue siendo tan desalentadora, y que difícilmente se pueda aliviar el lacerante dolor de la impotencia por más tiempo del que dura cada sucesivo estallido de agresión, se necesitan constantemente nuevos objetos de odio y blancos de agresión. La prensa sensacionalista, muy atentamente, los descubre o los inventa, y se los suministra precocidos y listos para consumir a sus ansiosos lectores. Pero todos los esfuerzos de la prensa sensacionalista, por más ingeniosos que éstos puedan ser, serían en vano si no existiese ya una profunda y abundante angustia, desviada de su causa genuina, y en la búsqueda desesperada de válvulas de escape alternativas.

La orquestación de la agresión rara vez libera por completo la energía agresiva que genera la constante incertidumbre sumada a la impotencia persistente. Queda suficiente para derramarse sobre los sectores privados de la red de lazos sociales -asociaciones, familias, vecindarios, grupos de compañeros de trabajo- y saturarlos. Todos estos tienden hoy en día a convertirse en lugares de violencia, a menudo denominada "gratuita" por quienes no participan en ella, por no tener razón aparente, y mucho menos un propósito racional. Los hogares familiares se vuelven campos de batalla sustitutos para el juego de la autodeterminación que ha sido desalojado de la escena pública. Lo mismo ocurre con los vecindarios rigurosamente vigilados desde los cuales uno esperaría poder dictar las reglas del juego de la exclusión más que ser un desafortunado blanco. Lo mismo ocurre con los lugares de trabajo, que fácilmente dejan de ser refugios para la solidaridad y la cooperación, y se convierten en un ámbito de competencia salvaje en la que cada uno se las arregla como puede.

Todos esos medios para combatir al fantasma de la impotencia son irracionales en tanto son totalmente inconducentes. Ni siquiera se acercan a las verdaderas causas del dolor, y las dejan intactas. Sin embargo, en esas circunstancias, y mientras la raíz del problema permanezca obstinadamente inalcanzable, o al menos se la considere así, los medios mencionados pueden ser considerados "racionales" en el sentido de una racionalización psicológica de un anhelo insatisfecho de autodeterminación y autoestima. Cualquiera sea el veredicto, es indiscutible que los canales de escape sustitutos para la angustia generada por la combinación de incertidumbre e impotencia profundizan e intensifican, más de lo que aplacan, la angustia que debían combatir o disolver. Tienden a erosionar o a destruir los lazos de los compromisos mutuos, condición sine qua non del accionar solidario, sin el cual no pueden alcanzarse las verdaderas fuentes de la angustia ni atacarlas.


Fragmento de Society Under Siege (2002), de Zygmunt Bauman. Editado en Argentina por el Fondo de Cultura Económica bajo el título La Sociedad Sitiada.

Exigencia ética, responsabilidad, participación, comunismo hormonal. Saramago.

Un típico razonamiento de la izquierda ha sido pensar que el futuro será mejor. ¿Podríamos pensar que uno de los errores de la izquierda fue que, habiéndose preocupado por los más débiles, no ha pensado en qué clase de mundo les gustaría vivir a los débiles y a la gente en general? ¿No haberse preguntado si el mundo que la izquierda diseñó para todos es el que la gente realmente quiere?

Cuando yo estaba hablando de la Carta de los Derechos Humanos... en el fondo está ahí todo lo que un ser humano puede diseñar para su vida. El problema es saber quién tiene más condiciones, más capacidad y más rigurosidad, incluso rigurosidad política, para construirlo. ¿Es la derecha o la izquierda? En principio, está clarísimo que no es la derecha. Quizá la izquierda tampoco tenga muy claro cómo lo puede hacer, pero, por lo menos, eso es lo que me gustaría. Lo que sucede es que si en todo el mundo sólo existiera una clase, la clase media, pues entonces se acabaría la izquierda. Un ejemplo a examinar es Argentina donde, con la crisis la clase media se hundió, y llegaron aquí noticias de que finalmente los argentinos y su clase media terminaron de reconocer que existía la pobreza. ¿Por qué? Porque la misma clase media sintió que sufría la pobreza. Pero yo me permito decir, con mi experiencia de vida, que esa conciencia no durará nada. A partir del momento en que la situación mejore, y en que la clase media vuelva a ser clase media, se va a olvidar de los pobres.

¿Se va a olvidar de los pobres y del tema de la pobreza?

Es inevitable que suceda. Entonces llegaríamos a la peor de las conclusiones: si una clase media incapaz de razonar mientras la prosperidad está ahí necesita de una crisis económica que la golpee duramente para supuestamente entender el dolor de los más pobres, entonces, cuando más tarde sienta que el bolsillo está otra vez como estaba antes se olvidará todo. Por lo tanto, yo digo que la izquierda no tiene otro campo de trabajo, sino compensar la injusticia. Es decir, hay una injusticia en el mundo. ¿No tiene que ver tu destino de justicia o injusticia con el lugar en que tú naces? ¿Dónde has nacido, en qué medio has nacido, de qué familia? Eso de alguna forma determinará toda tu vida futura, el acceso o no a la educación y a una vida digna. Porque si naces en La Pampa, en la Patagonia, pues te quedarás ahí. Puede que un día, cuando llegue la felicidad universal -o sea, seríamos todos clase media- pues ese día la izquierda ya habrá cumplido su misión histórica.

¿Puedo deducir que, a su juicio, esta experiencia de los cacerolazos a la que algunos le adjudican el alumbramiento de una nueva conciencia cívica, tiene los límites de que la protagoniza una clase media que hoy está en la calle protestando y, por lo tanto, cuando se le resuelvan sus problemas probablemente se olvidará de los pobres?

Yo creo que lo que está llamando al cacerolazo es una cosa de todos los días. Todos los días los ciudadanos deberíamos hacer un cacerolazo... Se llamaría otra cosa, se llamaría participación, intervención del ciudadano en la vida de su país, exigencia ética, todo eso. Yo no quiero decir que sean folklore, pero, ¿por qué se manifiestan ahora y no se manifestaban antes? ¿Acaso antes la clase media ni siquiera tenía una cacerola para hacer ruido? Seamos sinceros... Yo hablo de Argentina porque es el ejemplo reciente, pero finalmente parece que es tan fácil si la gente baja a la calle, con cacerolas o sin cacerolas. Es la exigencia ética, la responsabilidad, todo eso que es la obligación del ciudadano todos los días. Y no quedarse esperando que se sufra en los bolsillos para bajar a la calle con la cacerola. La cacerola tiene que ser otra cosa, pienso, para que no se llegue a la necesidad del cacerolazo.

Pero parece difícil generar un ciudadano tan activo, tan constantemente alerta y participativo...

Sí, eso es lo que hay que discutir. Lo que pasa en el mundo, la publicidad, el discurso político, el mensaje, todo trabaja para que ganen ellos y nos movilicemos sólo para comprar un coche. Pienso en cómo el sistema canaliza la energía de un ser humano, su imaginación, su capacidad creadora para convertirlo en un comprador. Cuántas transformaciones llegarían si toda esa energía se concentrara en mejorar el mundo...


Fragmento de entrevista a José Saramago, realizada en febrero de 2002 por Jorge Halperín, editada por Le Monde diplomatique. Disponible en Saramago: "Soy un comunista hormonal". Conversaciones con Jorge Halperín.

domingo, 12 de octubre de 2008

Springsteen, Costello, Cohen, Waits, Cave y las cosas que uno piensa mientras estudia Metodología

Escuchando Tunnel of Love de Bruce Springsteen no puedo dejar de pensar -como cada vez que lo escucho-:

a) Lo infinitamente superior que es a su antecesor y archi-reconocido -y archi-multiplatino- Born in the U.S.A. y

b) Cuán urgentemente necesita una regrabación. Ya sea en versión más intimista por el mismo Springsteen -a la Nebraska o The Ghost of Tom Joad (aunque no todas las canciones dan para eso)- o por alguien como Elvis Costello -quien, de hecho, hace un tiempo grabó una versión muy hermosa del tema Brilliant Disguise. Temas como Tunnel of Love, Spare Parts o Tougher Than the Rest ruegan sonar menos fechados y cobrar calidez atemporal.

Sin embargo, esto último es algo que no pienso de muchos discos. Otro que está en la lista es I'm Your Man de Leonard Cohen. Por Tom Waits o Nick Cave, sería un lindo experimento. O por el Peter Gabriel del PGIV, con todas esas percusiones y temor a la avalancha de lo moderno.

miércoles, 1 de octubre de 2008

I never heard the melody until I needed the song


Tom Waits
Fragmento de San Diego Serenade
en The Heart of Saturday Night