domingo, 21 de diciembre de 2008

I fear the monkey in my soul

Won't you turn that bebop down
I can't hear my heart beat
Where's that fatback chord I found?
Honey don't you think it was wrong
to interrupt my song?
I'll pack my things and run so far from here
Goodbye dear

sábado, 20 de diciembre de 2008

¿Amor propio?

Mi tercera línea de razonamiento era esta.

Pienso mejor cuando pienso en una sola cosa, siento con más profundidad cuando siento una sola cosa. Si pudiera rediseñar mi cuerpo, sería de dimensiones celestiales, de modo que las ciudades de los hombres aparecieran ante mí como diminutas manchas. O bien, lo haría tan pequeño que solo pudiera ver una hojita de hierba. ¡Con cuánto amor examinaría esta hojita de hierba! Acariciaría su filo romo, me adentraría en sus oscuros pliegues, me arrojaría contra su verde costado.

Hay dos grandes pasiones en mi naturaleza. Me gusta concentrarme en algún problema pequeño, y me gusta ser sorprendido. Pero nadie es tan pequeño como yo. Y nadie me sorprende tanto, tampoco.

Mi tercera anécdota:

Frau Anders había partido. Estaba inmensa, egoístamente aliviado de que tuviera que esconderse, mientras yo estaba a salvo, de que ella estuviera huyendo, pero no de mí. Paseaba por las calles con descaro cada tarde, hasta el toque de queda, alegrándome de no tener por qué huir.

Entonces, en la vacuidad de mi ingenio, me topé con un mendigo que pasaba. Él no me había hecho nada; ni siquiera lo conocía. ¿A quién se parecía? No lo sé.

El carnicero, saliendo de su tienda a toda prisa, me cogió por la oreja. Las maldiciones cayeron como gotas de la boca del tendero. Se reunió una multitud de comerciantes y amas de casa. Vino un policía con su porra.

Alguien, entre la multitud, me ofreció un revólver, indicándome que debía correr. Pero yo no deseaba la muerte del mundo, ni de ninguna persona.

Por lo tanto, acompañé al policía hasta la comisaría, donde tomaron mis huellas, me interrogaron, aquella noche me encerraron y a la mañana siguiente me liberaron.


Fragmento de The Benefactor (1963), de Susan Sontag. Editado en Argentina por Sudamericana bajo el título El Benefactor.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Estudiantes, universidad, cultura. Sobre estudiar, universitar, reproducir y pertenecer. En Francia y acá; en los 60s y ahora.

Por complicado que sea reconocer aquello que divide y que une realmente a los estudiantes y si es difícil distinguir qué forma parte del juego y qué de lo serio en sus compromisos, sus convicciones y sus ejercicios, es porque las ideologías y las imágenes que suscita la relación tradicional con la cultura condenan a la práctica universitaria, sea profesoral o estudiantil, a aprehender lo real sólo de manera indirecta o simbólica, es decir a través del velo de la ilusión retórica. Para comprender el modelo de la relación que une a la ideología con la significación objetiva de las conductas, hay que ubicarse en el caso puro en el que estarían dados al mismo tiempo la actitud tradicional respecto de la cultura que estimulan y perpetúan las disciplinas, el contacto con el mundo intelectual favorecido por la residencia en París y la libertad sin riesgos que autoriza un origen social acomodado. Aparece entonces como la imagen recobrada de su condición la representación que se hace el estudiante de su condición y que reúne ese conjunto de rasgos -es decir el literato parisino hijo de intelectual tomado como tipo ideal del estudiante-. Cambiando el a favor por el contra, la sociología de las ideologías revela la identidad que disimulan las diferencias proclamadas y las diferencias que se esconden bajo la identidad proclamada.

Si es verdad que el determinante fundamental de las actitudes es el origen social, si es cierto que los estudiantes provenientes de la burguesía siguen siendo la mayoría y que los valores que deben a su medio continúan imponiéndose a ellos, y a través de ellos, a los estudiantes provenientes de otras clases, se puede considerar legítimamente que el medio estudiantil debe muchas de sus características al grupo que sigue allí dominante, númerica y estatutariamente. Los novicios de la inteligencia se reclutan sobre todo entre los estudiantes de origen burgués porque los juegos de la inteligencia libre suponen que los estudios sean vividos como un juego que excluya toda otra sanción salvo la definida por la regla del juego y no como un aprendizaje sometido a la prueba del éxito profesional. En consecuencia, uno se alejará de la descripción ideal-típica que presta al conjunto de los estudiantes las características del grupo dominante a medida que se acrecienta la proporción de estudiantes provenientes de las clases populares, portadores de nuevos valores y condenados a una experiencia más realista de la situación de estudiante. Aunque este cambio no resulte tan rápido, porque los estudiantes de origen burgués podrán dejar de ser mayoritarios numéricamente sin que las normas y valores que han legado al medio estudiantil dejen de ser considerados, incluso por las categorías recién llegadas a la enseñanza superior, como inseparables de ese medio.

La condición de estudiante no condena indistinta y uniformemente a todas las categorías de estudiantes a una experiencia irreal y lúdica. En las preguntas que se plantean a propósito de su rol actual y futuro, los estudiantes muestran, sobre todo después de algunos años, una seriedad indiscutible y no es indiferente que se planteen explícitamente la cuestión de la seriedad de sus reivindicaciones. Pero la irrealidad de la condición de estudiante no se desvanece por la sola virtud de la intención de seriedad. Mejor aún, ¿no será de un sentimiento agravado de la irrealidad de la experiencia académica de donde nacen tanto las preguntas serias sobre la seriedad de la condición de estudiante como las preguntas irreales sobre los problemas reales?

En efecto, hay que distinguir la irrealidad que la experiencia del estudiante debe al hecho de que su condición no es un oficio más que por analogía del irrealismo al cual predisponen desigualmente las condiciones de vida más o menos favorables. La inclinación al irrealismo no es exclusivamente función de la parte de irrealidad que encierra la situación: así, la experiencia fútil y frívola que el estudiante burgués tradicional (hijo de escribano, seguro de que será escribano) podría tener de sus estudios colabora en una mínima parte con la irrealidad constitutiva de la condición de estudiante. Por el contrario, los actuales estudiantes de letras pueden ignorar por completo la experiencia folclórica de los estudiantes del pasado y sin embargo sentir la irrealidad del futuro que demuestran sus conductas más evidentes y a la que apelan con sus deseos más intensos; pueden incluso, si son de origen pequeñoburgués o popular, experimentar la irrealidad de una enseñanza poco transformada en sus métodos y a veces en su contenido, porque está poco adaptada a las expectativas y a los intereses que deben a su medio o tal vez porque aspiran a un futuro profesional sobre el cual tienen una preocupación más realista. Por otra parte, la indiferencia a las realidades no da jamás como resultado que las conductas no se organicen, consciente o inconscientemente, con referencia a las posibilidades objetivas de alcanzar el lugar para el cual uno se prepara. Así, el grado de adhesión al juego intelectual y a los valores que implica no es jamás independiente del origen social. En nombre de la seriedad se "disimulan" por lo tanto dos maneras de vivir la condición de estudiante. Una es característica sobre todo de los estudiantes de origen burgués, quienes hacen de sus estudios una experiencia en la que no entran problemas más serios que aquellos que ellos introducen allí. La otra expresa la inquietud sobre el futuro propia de los estudiantes provenientes de los sectores sociales más alejados de la cultura académica y condenados a vivirla irrealmente. Se sigue de esto que las denuncias de irrealidad no tienen para todos la misma seriedad y que las experiencias más serias de irrealidad no predisponen necesariamente al realismo.


Fragmento de Les Héritiers. Les Étudiants et la Culture (1964), de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron. Editado en Argentina por Siglo veintiuno editores bajo el título Los Herederos. Los Estudiantes y la Cultura.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Queridísimos Verdugos

a) Es fácil tirar palabras al viento. Igual de fácil es agarrarlas.
b) Se puede establecer otra lógica, coronarla de ética, reescribirle la métrica.

jueves, 6 de noviembre de 2008

If you take all the girls I know...

If you took all the girls I knew when I was single
And brought 'em all together for one night
I know they'd never match my sweet imagination
And everything looks better in black and white

Paul Simon
de Kodachrome
en There Goes Rhymin' Simon



(Aunque el cambio del "worse in black and white" original por "better in black and white" corresponde a la versión del vivo Paul Simon's Concert in the Park).

Cosificación. Capitalismo. Lukács mirando a eso que hoy se dice comunicación social

El modo específico de la «mentalidad concienzuda» burocrática, de su objetividad, la necesaria y plena subordinación al sistema de las relaciones cósicas en que se encuentra cada burócrata, la idea de que su «honor», su «sentimiento de la responsabilidad» le exige precisamente esa subordinación completa, todo muestra que la división del trabajo ha sido aquí arraigada en lo «ético», al modo como el taylorismo la ha arraigado ya en lo «psíquico». Pero esto no es una debilitación, sino una intensificación de la estructura cosificada de la consciencia como categoría básica para toda la sociedad. Pues mientras el destino del trabajador se presenta aún como un destino aislado (al modo del del esclavo antiguo), la vida de las clases dominantes puede desarrollarse en otras formas. Pero el capitalismo ha producido, con la estructuración unitaria de la economía para toda la sociedad, una estructura formalmente unitaria de la consciencia para toda esa sociedad. Y esa estructura unitaria se manifiesta en el hecho de que los problemas de consciencia del trabajo asalariado se repiten en la clase dominante, refinados, sin duda, espiritualizados, pero precisamente por eso también agudizados. El «virtuoso» especialista, el vendedor de sus capacidades objetivadas y cosificadas, no sólo es espectador del acaecer social (aquí no podemos siquiera indicar lo mucho que la moderna administración, la jurisprudencia, etc., toman la forma esencial antes indicada como propia de la fábrica en contraposición al artesanado), sino que se sume en una actitud contemplativa respecto del funcionamiento de sus propias capacidades objetivadas y cosificadas. Esta estructura se revela del modo más grotesco en el periodismo, en el cual la subjetividad misma, el saber, el temperamento, la capacidad expresiva, se convierten en un mecanicismo abstracto, independiente de la personalidad del «propietario» igual que de la esencia concreta material de los objetos tratados: en un mecanismo que funciona según sus propias leyes. La «falta de conciencia y de ideas» de los periodistas, la prostitución de sus vivencias y de sus convicciones, sólo puede entenderse como culminación de la cosificación capitalista.


Fragmento de El Fenómeno de la Cosificación, primera parte de La Cosificación y la Consciencia del Proletariado (1923), de György Lukács. En Historia y Consciencia de Clase.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

La sátira, el horror y el infundibulum crono-sinclástico de Vonnegut

Rumfoord se materializó en la Tierra, en Newport, dos veces durante la guerra entre Marte y la Tierra, una vez justo cuando empezaba, y la otra el día que terminó. Él y su perro, en esa época, no tenían una significación religiosa particular. Eran simplemente una atracción turística.
Los dueños de la hipoteca sobre la propiedad de Rumfoord la habían arrendado a un empresario de espectáculos llamado Marlin T. Lapp. Lapp vendía a un dólar billetes para asistir a las materializaciones.
Salvo la aparición y luego la desaparición de Rumfoord y su perro, no había mucho espectáculo que ver. Rumfoord no decía una palabra a nadie salvo a Moncrief, el mayordomo, y lo hacía en voz muy baja. Se despatarraba rumiando en una silla del cuarto que estaba debajo de la caja de la escalera, en el Museo Skip. Y se tapaba los ojos con una mano, enroscando los dedos de la otra en la apretada cadena de Kazak.
Rumfoord y Kazak eran anunciados como fantasmas.
Había un andamiaje del otro lado de la ventana del cuartito, y la puerta que daba al corredor había sido suprimida. Dos hileras de espectadores podían desfilar para echar un vistazo al hombre y al perro del infundibulum crono-sinclástico.
- Me parece que no tiene muchas ganas de hablar hoy, amigos -decía Marlin T. Lapp-. Como comprenderán, tiene un montón de cosas en qué pensar. No está exactamente aquí, amigos. Él y su perro están desparramados en el camino del Sol a Betelgeuse.
Hasta el último día de la guerra toda la publicidad estuvo a cargo de Marlin T. Lapp.
- Es maravilloso que todos ustedes, amigos, en este gran día de la historia del mundo, vengan a ver este gran espectáculo cultural, educativo y científico -dijo Lapp el último día de la guerra.
"Si este fantasma hablara -dijo Lapp-, nos contaría maravillas del pasado y del futuro, y de cosas del Universo ni siquiera soñadas. Tengo la esperanza de que algunos de ustedes tengan la suerte de estar presentes cuando decida que ha llegado el momento de decirnos todo lo que pueda.
- El momento ha llegado -dijo Rumfoord con voz cavernosa-. Vaya si ha llegado -añadió Winston Niles Rumfoord.
"La guerra que termina hoy ha sido gloriosa para los santos que la perdieron. Esos santos eran terráqueos como nosotros. Fueron a Marte, montaron sus desesperados ataques y murieron alegremente para que los terráqueos pudieran por fin convertirse en un solo pueblo alegre, fraternal y orgulloso.
"Su deseo, cuando murieron -dijo Rumfoord-, era no el paraíso para ellos, sino la hermandad del hombre en la Tierra.
"Con ese objeto, piadosamente deseado -dijo Rumfoord-, les traigo la palabra de una nueva religión que puede ser recibida con entusiasmo en todos los rincones de cada corazón de la Tierra.
"Las fronteras nacionales -dijo Rumfoord-, desaparecerán.
"La sed de guerra -dijo Rumfoord-, se extinguirá.
"La envidia, el miedo, el odio se extinguirán.
"El nombre de la nueva religión -dijo Rumfoord-, es la Iglesia de Dios, el Absolutamente Indiferente.
"La bandera de esa iglesia será azul y oro -dijo Rumfoord-. En esa bandera, en letras de oro sobre campo azul, se leerán las siguientes palabras: Ocúpate de los hombres y Dios Todopoderoso se ocupará de sí mismo.
"Las dos principales enseñanzas de esta religión son las siguientes -dijo Rumfoord-: El hombre endeble no puede hacer nada para ayudar o agradar a Dios Todopoderoso, y la Suerte no es la mano de Dios.
"¿Por qué han de creer ustedes en esta religión más que en otra? -preguntó Rumfoord-. Han de creer en ella porque yo, como jefe de esta religión, puedo hacer milagros, y ningún jefe de otra religión puede. ¿Qué milagros puedo hacer? Puedo hacer el milagro de predecir, con absoluta exactitud, las cosas que traerá el futuro.
A continuación Rumfoord predijo con gran detalle cincuenta acontecimientos futuros.
Esas predicciones fueron cuidadosamente registradas por los presentes.
Es innecesario decir que todo llegó en su momento a cumplirse, y a cumplirse con el mayor detalle.
- Las enseñanzas de esta religión parecerán sutiles y confusas al principio -dijo Rumfoord-. Pero resultarán bellas y claras como el agua a medida que pase el tiempo.
"Como comienzo por ahora confuso -dijo Rumfoord-, les contaré una parábola:
"Una vez la suerte dispuso las cosas de tal manera que nació un niño, Malachi Constant, el más rico de la Tierra. El mismo día la suerte dispuso las cosas de tal manera que una abuela ciega tropezó con un patín de ruedas en lo alto de unas escaleras de cemento, el caballo de un policía pisó al mono de un organillero, y un ladrón de bancos en libertad condicional encontró en el fondo de un baúl, en su desván, un sello de correos que valía novecientos dólares. Y yo les pregunto: ¿la suerte es la mano de Dios?
Rumfoord alzó un dedo índice tan transparente como una tacita de Limoges. -En mi próxima visita, compañeros de la fe -dijo Rumfoord-, les contaré una parábola sobre la gente que hace cosas creyendo que Dios Todopoderoso lo quiere. Entre tanto harán bien, como fundamento de esta parábola, en leer todo lo que caiga en sus manos sobre la Inquisición Española.
"La próxima vez que venga a verlos -dijo Rumfoord- les traeré una Biblia revisada para que tenga sentido en los tiempos modernos. Y les traeré una breve historia de Marte, una verdadera historia de los santos que murieron para que el mundo pudiera unirse en la Hermandad del Hombre. Esta historia destrozará el corazón de todo ser humano que sea sensible.
Rumfoord y su perro se desmaterializaron bruscamente.

En la nave espacial que iba de Marte a Mercurio, en la nave espacial que llevaba a Unk y Boaz, el piloto automático decretó que otra vez era de día en la cabina.
Era el alba después de la noche en que Unk le había dicho a Boaz que la cosa que tenía en el bolsillo ya no podía hacer daño a nadie.
Unk dormía sentado en su litera. Tenía sobre las rodillas el rifle cargado y preparado para disparar.
Boaz no dormía. Estaba tendido en su tarima. Boaz no había pegado los ojos. Ahora podía, si lo deseaba, desarmar y matar fácilmente a Unk.
Pero Boaz había decidido que necesitaba un compinche más de lo que necesitaba un modo de hacer que la gente cumpliera exactamente su voluntad. Pero de todos modos, durante la noche había perdido mucha de su seguridad sobre lo que quería que la gente hiciera.
No estar solo, no tener miedo: Boaz había decidido que ésas eran las cosas importantes en la vida. Un verdadero compinche sería más útil que cualquier otra cosa.
La cabina estaba llena de un sonido extraño, como un susurro, una tos. Era risa. Era la risa de Boaz. Lo raro era que Boaz nunca se había reído así, nunca se había reído de las cosas que le hacían reír ahora.
Se reía del lío fenomenal en que estaba metido, y de cómo durante toda su vida militar había presumido entender todo lo que ocurría, y que todo lo que ocurría estaba muy bien.
Se reía de la manera estúpida en que había sido usado por Dios sabe quién para Dios sabe qué.
- Caramba, compadre -dijo en voz alta-, ¿qué estamos haciendo aquí en el espacio? ¿Qué estamos haciendo con estas ropas? ¿Quién maneja esta cosa disparatada? ¿Cómo hemos subido a esta caja de lata? ¿Cómo vamos a disprarar contra alguien cuando lleguemos a donde vamos? ¿Cómo se nos acercarán y dispararán? ¿Cómo? -preguntó Boaz-. Compadre, ¿me vas a decir cómo?
Unk se despertó, blandió el máuser en dirección a Boaz.
Boaz siguió riéndose. Sacó la caja de control del bolsillo y la arrojó al suelo. -No la quiero, compadre -dijo-. Está muy bien que la hayas hecho pedazos. No la quiero.
Y entonces gritó-: ¡No quiero nada de toda esta basura!


Fragmento de The Sirens of Titan (1959), de Kurt Vonnegut. Editado en Argentina por Minotauro bajo el título Las Sirenas de Titán.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La hipocresía, la década de los 30, el presente

- ¿Se puede? el estómago se me revuelve
- Sí, pase, por favor. La estaba esperando, qué arreglada se vino la petisa
- Qué lindas tiene las plantas... pero la casa da asco
- Es lo único que me daría lástima dejar, si me fuera de Vallejos... ¿qué mirás tanto los mosaicos rotos del piso? se vino impecable, la lana del tapado es cara, el sombrero de fieltro
- Qué frío hace, ¿no? no tiene estufa, esta orillera
- Sí, perdone que esta casa es tan fría, venga por acá que pasamos a la sala. vas a encontrar mugre si sos bruja... fijate qué limpieza.
- Mire, a mí no me importa ir a la cocina, si está más calentito... no tiene estufa, ya se le cayó la papada, debe tener cuarenta y cinco, y los ojos bolsudos
- Bueno, si no le importa vamos, está todo limpito, por suerte. te creías que me agarrabas con todo sucio ¡enana sos! ¡enana! por más que te pongas sombrero para alargarte
- ¿Le traga mucha leña esta cocina? la debe refregar todo el día, la orillera esta
- Y, bastante, pero como me la paso acá todo el día, no importa. sí, soy sencilla ¿y qué te importa?
- ¿Recibió carta de su hija? la gorda
- Sí, está lo más bien, gracias. pescó marido, no como vos
- ¿Dónde es que se fue a vivir, a Charlone? cuatro ranchos perdidos entre la tierra
- Sí, el muchacho tiene el negocio en Charlone. Tan chiquito Charlone, ¿no? pero casada, casada, no soltera como quien sabés...
- Usted hace bien en irse de Vallejos, ¿qué va a hacer acá sola? y remanyada
- Sí, la hija se me fue, qué voy a hacer acá sola. cuando se tiene un amor, a qué perder el tiempo sola...
- ¿Cuántos años hace que se quedó viuda? ¿qué le habrá visto mi hermano? es ordinaria, mal vestida
- Van para doce años, ya. La nena tenía ocho años cuando él murió. Yo he sufrido mucho en la vida, señorita Celina. me llegó la hora de pasarla bien, qué te pensás...
- ¿Qué edad tenía usted al morir su esposo? confesá
- ¿Qué le digo? La nena tenía ocho... no, no, no, no te voy a dar el gusto
- Mire, señora, como le mandé decir, tengo algo que hablar con usted muy importante. tenés un corte de pelo a la garçonne que da asco y esos aros de argolla no le faltan a ninguna chusma
- Sí, hable con toda confianza. ayudame Dios mío, que ésta es capaz de cualquier cosa
- Mire, ante todo quiero que usted me prometa no contárselo a nadie. orillera chusma, vas a sufrir sin contárselo a la vecina
- Se lo juro por lo más sagrado. ¿Dios no me castigará que estoy jurando?
- ¿Por quién? si jurás por mi hermano te escupo
- por Juan Carlos no me animo Por la felicidad de mi hija.
- Bueno. Mire, yo recibí carta de mi hermano contándome lo que usted piensa hacer.
- ¿Qué es lo que cuenta? ¿con qué se vendrá esta? ¿me amenazará con contárselo a mi nena?
- ¿Para qué quiere que se lo repita? te embromé
- Y si por ahí le dice algo que no es todo verdad, no quiero decir que él sea mentiroso, pero por las dudas que no haya un malentendido. por las dudas
- Dice que usted supo que nosotras, mamá y yo, no vos, atorranta no podíamos más mandar tanto dinero a Córdoba para el tratamiento nuevo, y la pensión donde está que no es buena, y la mejor cuesta un ojo de la cara, bueno, que usted lo escribió diciéndole que quería vender esta casa y mudarse a Cosquín, para comprar una casita allá y tomarlo a él de pensionista. cómo te puede tolerar mi hermano, cascajo, siempre de taco alto y zoquetes
- Sí, es todo verdad, y si puedo voy a tomar algún pensionista de veras para que me ayude en los gastos.
- Mi mamá está muy molesta con todo esto. de tratar con orilleras
- ¿Por qué? ¿no es por el bien del hijo acaso? todas las copetudas tienen el corazón de hielo
- Sí, pero sufre al no poder ayudarlo como quisiera.
- mejor que le mandaras unos pesos, en vez de tanto tapado y sombrero. Y, pero no hay que ser tan orgullosa tampoco, eso está mal.
- Mi mamá no es orgullosa, eso no está bien que usted lo diga. Lo que pasa es que mi mamá fue educada para que nunca le faltara nada, y ahora le duele, ¿es natural, no? ¡abarajate esa! ¡abarajátela!
- cómo tenés coraje de ofenderme, perra... Sí, las madres son así.
- Bueno, entonces mi mamá, y yo también, le queremos pedir una cosa.
- Dígame. ¿me arruinarán todo? ¿perderé a mi amor?
- ¿Usted va a vender los muebles, los va a rematar?
- ¿me salvé? No, porque no me dan nada, y después si tengo que comprar muebles nuevos en Cosquín va a ser carísimo. Para colmo que ahí no sé si habrá una mueblería, ¿se imagina si los tengo que ir a comprar a la ciudad de Córdoba?
- Mi mamá y yo nos imaginamos que los iba a mandar de acá.
- Sí, los mando de acá. Y ya tengo oferta para la casa, ¿sabe? nada, nada me va a parar
- Bueno, mi mamá, y yo también, le pedimos una cosa: usted no va a tener ninguna oposición de nuestra parte, pero le pedimos que no diga a nadie que se va a Cosquín. caradura, a juntarse con un muchacho más joven
- No se preocupe, yo tampoco pensaba decirle a nadie, y a mi hija tampoco todo. Usted sabe la lengua que tienen acá. Si no fíjese lo que dicen de la Mabel... tomá, aguantátela, que es amiga tuya
- ¿qué querés insinuar vos y la papada que tenés? Yo no lo creo. Una chica de familia como Mabel no se iba a meter con ese negro.
- son todas unas atorrantas y vos peor que ninguna Puede ser que sean inventos. Pero parece que en la declaración se contradijo.
- Estaría nerviosa... En fin, volviendo a nosotras, aunque usted no diga de Cosquín, la gente se va a dar cuenta si no anda con más cuidado. Por ejemplo los muebles, no los despache desde acá.
- ¿Y cómo voy a hacer?
- Si usted los despacha por la compañía de mudanzas de acá, en seguida lo va a saber todo el mundo. Mande los muebles de acá a lo de su hija en Charlone, y de ahí a Cosquín. Y para todo tome las mismas precauciones.
- a Juan Carlos no me lo quitás ¿Qué más precauciones?
- Todo. Así nadie se entera que usted está allá con mi hermano. Usted tiene que comprender que para nuestra familia es una vergüenza. te la dije
- no, vergüenza es robar Si Dios le mandó esa enfermedad a su hermano fue la voluntad de Dios, no gana nada con tener vergüenza.
- ¿Pero me promete hacer eso con los muebles y con la escritura de la casa? Tiene que dar para todos los trámites la dirección de su hija en Charlone. ¿Me lo promete?
- Se lo prometo. y vos que te andás subiendo al auto de los viajantes, enana ¿qué derecho tenés a hablarme en ese tono?


Fragmento de Boquitas Pintadas (1969), de Manuel Puig.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Rataplán, plan, plan

demasiado frágil
la gata es demasiado frágil
el horror

Doble inexistencia y fugacidad


Las Ciudades y los Intercambios. 2


En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen.

Pasa una muchacha que hace girar una sombrilla apoyada en su hombro, y también un poco la redondez de las caderas. Pasa una mujer vestida de negro que representa todos los años que tiene, los ojos inquietos bajo el velo y los labios trémulos. Pasa un gigante tatuado; un hombre joven con el pelo blanco; una enana; dos mellizas vestidas de coral. Algo corre entre ellos, un intercambio de miradas como líneas que unen una figura con otra y dibujan flechas, estrellas, triángulos, hasta que en un instante todas las combinaciones se agotan y otros personajes entran en escena: un ciego con un guepardo sujeto por una cadena, una cortesana con abanico de plumas de avestruz, un efebo, una mujer descomunal. Así entre quienes por casualidad se juntan bajo un soportal para guarecerse de la lluvia, o se apiñan debajo del toldo del bazar, o se detienen a escuchar la banda en la plaza, se consuman encuentros, seducciones, copulaciones, orgías, sin cambiar una palabra, sin rozarse con un dedo, casi sin alzar los ojos.

Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Cloe, la más casta de las ciudades. Si hombres y mujeres empezaran a vivir sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de persecuciones, de simulaciones, de malentendidos, de choques, de opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría.


Cuarta ciudad de la tercera serie de Le Città Invisibili (1972), de Italo Calvino. Editado en Argentina por Siruela bajo el título Las Ciudades Invisibles
.

domingo, 26 de octubre de 2008

Tavernier: humano, creador de joyas

Mis personajes no son personajes completamente heroicos. Michael Powell me dijo que le gustaban las películas en las que el héroe hace cosas equivocadas en tres o cuatro escenas, pero sin que el autor de la película esté señalándolas. ¡Adoro eso! Tener a alguien que cometa errores. Eso es algo que existe en todas las películas -ya sea que el hombre es un policía o un saxofonista tenor.


Bertrand Tavernier, sobre la construcción de sus personajes. Haciendo referencia en particular a los protagonistas de 'Round Midnight y L.627.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Infravaloración / Ultracomercialización

The power of equality
is not yet what it ought to be
It fills me up like a hollow tree
the power of equality

[...]

Little brother, do you hear me?
Have a heart, oh come get near me
Misery is not my friend
But I'll break before I bend

What I see is misery
What ever happened to humanity
What ever happened to humanity
What ever happened to humanity


¿Y esto? ¿Quién lo escribió?

lunes, 20 de octubre de 2008

Roger's in the footnotes up to his elbones...

Roger's in the archive looking up Casement
Martha's in the government digging up the basement
rebel into representative for the voter
shadow backbencher couldn't get a word in
turned up anyway issues burning
all consuming drinks in the cabinet
spent a lot of time just examining the building
drinks on the house? you must be joking
corridors of power cuts toy telephone bills
long time no see underneath the floorboard
looking for the roots of the family treetops
toe's in the water but you've only got ten

Fingers in the eel pie poke around tip top
tunnelling a wormhole Eartha Kitty catfish
meadow brown peacock pupa-larva-caterpillar
hibernate in winter of our discotheque no
end in sight more like a spiral coil
or curler just unwinding very slowly
revealing endless disappearing pipelines
genuflecting bowing deeply it
don't take a weathergirl to see where
the wind is blowing what the wind is bending

Isobars are opening sex to midnight
cabinet shuffling homeward bound taking
a detour rendezvous do chapel in the valley
of the blown up doll that's not Martha
shunting in a siding she got homework
up to here
Roger's in the footnotes up to his elbones
verse and chapter disinterred
borrowing a bookcase don't come easy
the weight of the evidence in parenthesis
beggars tightly furled belief

Heads on blockabeater repetition on the line
Shell shock supertroopers whirl banking oil palm
intercontinental drift over the rainbow
over the sea to ska rocker skintone
hirsuit missed a link and that's not all
that he got missing inna thousand years of
orthotoxic waste disposal god proposal
jealous sky whatever is a girl to do
to break the service in its tried and tested
and found wanting state of oh! boy network
stewardship?

Little Johnny Aardvark never hurt
nobody Martha friend and Roger too
tone down a little sotto voce some tall order
given that four minutes seems eternity time
in the hushed up world of waspish Vsigns
A-sides sui-C-side salads of the bad young B-sides
what's the point of digging deeper just to lay
the ghost of Sala Hal-Din Yusuf ibn Ayyub?

"Don't give up" the dead man cried
"there's more of us than there are of you
soon you'll all be on our side forever more or
Lester Young died 'Fat Girl' also blowing all the blues
away side dust ain't just dust trust us like we
live forever broken loose from greystone tether
keep on tiptoe through the archive we are dead
but you are alive Martha yes and Roger too
until you let the gringos grind you down"


Letra del Blues in Bob Minor, de Robert Wyatt. En Shleep (1997).

Angustia mal canalizada. Multiplicación de la agresión.

No parece haber mercado para los proyectos de una "buena sociedad" a largo plazo. La oferta es muy reducida, y la demanda proyectada no es mayor. El interés en el gobierno del país y sus tareas, si es que queda alguno, tiende a ser a corto plazo como las campañas de gestión de crisis de los ministros. La idea de cambiar un futuro más lejano no suscita demasiado entusiasmo porque no se ve que haya una conexión entre el accionar presente de los ciudadanos (o, más bien, su apatía) y la forma que adoptará el porvenir. Luc Boltanski y Éve Chiapello descubrieron que en la actualidad, en los lugares de trabajo los empleados "ya no hacen carrera, sino que pasan de un proyecto a otro; el éxito en un proyecto les franquea el acceso al siguiente". Es bien sabido que para Tony Blair el interés de ganar una elección es ganar la siguiente.

La otra reacción común a la impotencia, la agresión, es menos una alternativa que un complemento de la inhibición. Por lo general, ambas respuestas son activadas simultáneamente. La retirada del ágora, por la que la lucha política se deja en manos de pequeñas unidades profesionales de alta tecnología debido a que sus resultados no parecen depender del coraje individual de los soldados, se acompaña del despliegue del restante espíritu de combate en sitios más a la mano y aparentemente más fáciles de conquistar. Los "cinco minutos de odio" de Orwell ya no son orquestados por los gobernantes de un país: como la mayoría de las cosas sujetas al principio de "subsidiariedad", han sido desregulados, privatizados y abandonados a la iniciativa local, o mejor aún, personal.

Una y otra vez la prensa sensacionalista llena la vacante, haciendo lo mejor que puede por condensar, canalizar y enfocar las frustraciones difusas y dispersas de los inhibidos políticamente: se muestra gustosa de poder ayudar seleccionando objetivos sobre los cuales descargar la energía aún sin explotar que reside en las preocupaciones de las "causas comunes". Nunca hay escasez de figuras para encarnar el miedo y el odio, como los pedófilos que vuelven a casa tras una temporada en prisión, las "invasiones de mendigos", los "atracadores", los "vándalos", los "vagos", los "falsos buscadores de asilo" o los inmigrantes "que usurpan nuestros empleos". Ya que por más que se combata a estas figuras, la incertidumbre sigue siendo tan desalentadora, y que difícilmente se pueda aliviar el lacerante dolor de la impotencia por más tiempo del que dura cada sucesivo estallido de agresión, se necesitan constantemente nuevos objetos de odio y blancos de agresión. La prensa sensacionalista, muy atentamente, los descubre o los inventa, y se los suministra precocidos y listos para consumir a sus ansiosos lectores. Pero todos los esfuerzos de la prensa sensacionalista, por más ingeniosos que éstos puedan ser, serían en vano si no existiese ya una profunda y abundante angustia, desviada de su causa genuina, y en la búsqueda desesperada de válvulas de escape alternativas.

La orquestación de la agresión rara vez libera por completo la energía agresiva que genera la constante incertidumbre sumada a la impotencia persistente. Queda suficiente para derramarse sobre los sectores privados de la red de lazos sociales -asociaciones, familias, vecindarios, grupos de compañeros de trabajo- y saturarlos. Todos estos tienden hoy en día a convertirse en lugares de violencia, a menudo denominada "gratuita" por quienes no participan en ella, por no tener razón aparente, y mucho menos un propósito racional. Los hogares familiares se vuelven campos de batalla sustitutos para el juego de la autodeterminación que ha sido desalojado de la escena pública. Lo mismo ocurre con los vecindarios rigurosamente vigilados desde los cuales uno esperaría poder dictar las reglas del juego de la exclusión más que ser un desafortunado blanco. Lo mismo ocurre con los lugares de trabajo, que fácilmente dejan de ser refugios para la solidaridad y la cooperación, y se convierten en un ámbito de competencia salvaje en la que cada uno se las arregla como puede.

Todos esos medios para combatir al fantasma de la impotencia son irracionales en tanto son totalmente inconducentes. Ni siquiera se acercan a las verdaderas causas del dolor, y las dejan intactas. Sin embargo, en esas circunstancias, y mientras la raíz del problema permanezca obstinadamente inalcanzable, o al menos se la considere así, los medios mencionados pueden ser considerados "racionales" en el sentido de una racionalización psicológica de un anhelo insatisfecho de autodeterminación y autoestima. Cualquiera sea el veredicto, es indiscutible que los canales de escape sustitutos para la angustia generada por la combinación de incertidumbre e impotencia profundizan e intensifican, más de lo que aplacan, la angustia que debían combatir o disolver. Tienden a erosionar o a destruir los lazos de los compromisos mutuos, condición sine qua non del accionar solidario, sin el cual no pueden alcanzarse las verdaderas fuentes de la angustia ni atacarlas.


Fragmento de Society Under Siege (2002), de Zygmunt Bauman. Editado en Argentina por el Fondo de Cultura Económica bajo el título La Sociedad Sitiada.

Exigencia ética, responsabilidad, participación, comunismo hormonal. Saramago.

Un típico razonamiento de la izquierda ha sido pensar que el futuro será mejor. ¿Podríamos pensar que uno de los errores de la izquierda fue que, habiéndose preocupado por los más débiles, no ha pensado en qué clase de mundo les gustaría vivir a los débiles y a la gente en general? ¿No haberse preguntado si el mundo que la izquierda diseñó para todos es el que la gente realmente quiere?

Cuando yo estaba hablando de la Carta de los Derechos Humanos... en el fondo está ahí todo lo que un ser humano puede diseñar para su vida. El problema es saber quién tiene más condiciones, más capacidad y más rigurosidad, incluso rigurosidad política, para construirlo. ¿Es la derecha o la izquierda? En principio, está clarísimo que no es la derecha. Quizá la izquierda tampoco tenga muy claro cómo lo puede hacer, pero, por lo menos, eso es lo que me gustaría. Lo que sucede es que si en todo el mundo sólo existiera una clase, la clase media, pues entonces se acabaría la izquierda. Un ejemplo a examinar es Argentina donde, con la crisis la clase media se hundió, y llegaron aquí noticias de que finalmente los argentinos y su clase media terminaron de reconocer que existía la pobreza. ¿Por qué? Porque la misma clase media sintió que sufría la pobreza. Pero yo me permito decir, con mi experiencia de vida, que esa conciencia no durará nada. A partir del momento en que la situación mejore, y en que la clase media vuelva a ser clase media, se va a olvidar de los pobres.

¿Se va a olvidar de los pobres y del tema de la pobreza?

Es inevitable que suceda. Entonces llegaríamos a la peor de las conclusiones: si una clase media incapaz de razonar mientras la prosperidad está ahí necesita de una crisis económica que la golpee duramente para supuestamente entender el dolor de los más pobres, entonces, cuando más tarde sienta que el bolsillo está otra vez como estaba antes se olvidará todo. Por lo tanto, yo digo que la izquierda no tiene otro campo de trabajo, sino compensar la injusticia. Es decir, hay una injusticia en el mundo. ¿No tiene que ver tu destino de justicia o injusticia con el lugar en que tú naces? ¿Dónde has nacido, en qué medio has nacido, de qué familia? Eso de alguna forma determinará toda tu vida futura, el acceso o no a la educación y a una vida digna. Porque si naces en La Pampa, en la Patagonia, pues te quedarás ahí. Puede que un día, cuando llegue la felicidad universal -o sea, seríamos todos clase media- pues ese día la izquierda ya habrá cumplido su misión histórica.

¿Puedo deducir que, a su juicio, esta experiencia de los cacerolazos a la que algunos le adjudican el alumbramiento de una nueva conciencia cívica, tiene los límites de que la protagoniza una clase media que hoy está en la calle protestando y, por lo tanto, cuando se le resuelvan sus problemas probablemente se olvidará de los pobres?

Yo creo que lo que está llamando al cacerolazo es una cosa de todos los días. Todos los días los ciudadanos deberíamos hacer un cacerolazo... Se llamaría otra cosa, se llamaría participación, intervención del ciudadano en la vida de su país, exigencia ética, todo eso. Yo no quiero decir que sean folklore, pero, ¿por qué se manifiestan ahora y no se manifestaban antes? ¿Acaso antes la clase media ni siquiera tenía una cacerola para hacer ruido? Seamos sinceros... Yo hablo de Argentina porque es el ejemplo reciente, pero finalmente parece que es tan fácil si la gente baja a la calle, con cacerolas o sin cacerolas. Es la exigencia ética, la responsabilidad, todo eso que es la obligación del ciudadano todos los días. Y no quedarse esperando que se sufra en los bolsillos para bajar a la calle con la cacerola. La cacerola tiene que ser otra cosa, pienso, para que no se llegue a la necesidad del cacerolazo.

Pero parece difícil generar un ciudadano tan activo, tan constantemente alerta y participativo...

Sí, eso es lo que hay que discutir. Lo que pasa en el mundo, la publicidad, el discurso político, el mensaje, todo trabaja para que ganen ellos y nos movilicemos sólo para comprar un coche. Pienso en cómo el sistema canaliza la energía de un ser humano, su imaginación, su capacidad creadora para convertirlo en un comprador. Cuántas transformaciones llegarían si toda esa energía se concentrara en mejorar el mundo...


Fragmento de entrevista a José Saramago, realizada en febrero de 2002 por Jorge Halperín, editada por Le Monde diplomatique. Disponible en Saramago: "Soy un comunista hormonal". Conversaciones con Jorge Halperín.

domingo, 12 de octubre de 2008

Springsteen, Costello, Cohen, Waits, Cave y las cosas que uno piensa mientras estudia Metodología

Escuchando Tunnel of Love de Bruce Springsteen no puedo dejar de pensar -como cada vez que lo escucho-:

a) Lo infinitamente superior que es a su antecesor y archi-reconocido -y archi-multiplatino- Born in the U.S.A. y

b) Cuán urgentemente necesita una regrabación. Ya sea en versión más intimista por el mismo Springsteen -a la Nebraska o The Ghost of Tom Joad (aunque no todas las canciones dan para eso)- o por alguien como Elvis Costello -quien, de hecho, hace un tiempo grabó una versión muy hermosa del tema Brilliant Disguise. Temas como Tunnel of Love, Spare Parts o Tougher Than the Rest ruegan sonar menos fechados y cobrar calidez atemporal.

Sin embargo, esto último es algo que no pienso de muchos discos. Otro que está en la lista es I'm Your Man de Leonard Cohen. Por Tom Waits o Nick Cave, sería un lindo experimento. O por el Peter Gabriel del PGIV, con todas esas percusiones y temor a la avalancha de lo moderno.

miércoles, 1 de octubre de 2008

I never heard the melody until I needed the song


Tom Waits
Fragmento de San Diego Serenade
en The Heart of Saturday Night

domingo, 28 de septiembre de 2008

Bebop, desolación y una belleza morena

Efectos de la droga en ciertas tardes lúgubres en el cuarto de Julien, y Julien que seguía sentado sin prestarle la menor atención, contemplando fríamente el vacío gris polilla moviéndose sólo de vez en cuando para cerrar la ventana o modificar el cruce de las piernas, los ojos fijos y abiertos en una meditación tan larga y tan misteriosa y como digo tan de Cristo realmente, tan exteriormente de cordero, que era suficiente para enloquecer a cualquiera, decía yo, vivir allí aunque fuera un solo día con Julien o con Wallenstein (otro del mismo tipo) o Mike Murphy (otro del mismo tipo), los subterráneos con sus lúgubres meditaciones perdurables. Y la muchacha en ese momento dócil, esperando en un rincón oscuro, como yo bien recordaba la vez que estaba en Big Sur y Victor llegó con su motocicleta literalmente hecha en casa, y con la pequeña Dorie Kiehl, había una fiesta en la casita de campo de Patsy, cerveza, velas, radio, conversación, y sin embargo durante la primera hora los recién llegados, con sus cómicas ropas andrajosas, y él con esa barba y ella con esos ojos serios y sombríos, se habían quedado sentados prácticamente escondidos detrás de las sombras de las velas, de modo que nadie pudiera verlos, y como no decían tampoco absolutamente nada sino sencillamente (cuando no escuchaban) meditaban, fruncían el ceño, subsistían, finalmente hasta yo me olvidé de su presencia; y esa misma noche, más tarde, durmieron en una caseta para perros en el campo bajo el vacío neblinoso de la Noche Estrellada de la costa del Pacífico, y con el mismo humilde silencio no hicieron ningún comentario por la mañana. Victor, siempre en mi recuerdo, el máximo exagerador de las tendencias al silencio de la generación de los hipsters subterráneos, el misterio bohemio, las drogas, la barba, la semisantidad y, como pude descubrir después, la insuperable mala educación (como George Sanders en La luna y seis peniques); del mismo modo Mardou, una muchacha sana por derecho propio y proveniente del aire libre y abierto dispuesta al amor, se escondía ahora en un rincón mohoso esperando que Julien le hablara. De vez en cuando en medio del «incesto» general, astuta y silenciosamente, mediante algún acuerdo de las partes o maniobras secretas de estado, se la habían cambiado de manos, o sencillamente, lo más probable, habían dicho: «Oye, Ross, llévate a Mardou contigo esta noche, quisiera acostarme con Rita para variar», y había debido quedarse en casa de Ross durante una semana, fumando las cenizas volcánicas, perdiendo la razón (con el agregado de la tensa ansiedad de una incorrecta actividad sexual, ya que las eyaculaciones prematuras de esos anémicos maquereaux la dejaban en suspenso, presa de la tensión y del asombro). «Yo era apenas una muchachita inocente cuando los conocí, independiente y en cierto modo, bueno, no feliz ni nada por el estilo, pero con la impresión de que algo debía hacer; quería ir a una escuela nocturna, no me faltaba trabajo, podía encuadernar en la casa de Olstad y en algunos pequeños establecimientos allá en Harrison; la maestra de arte, pobrecita, me decía en la escuela que yo podía llegar a ser una gran escultora y en ese entonces vivía con otras compañeras y me compraba la ropa que me hacía falta y en general me las arreglaba bastante bien» (chupándome el labio, y ese breve «cuk» de la garganta al tragar aire rápidamente con melancolía, como resfriada, como se oye en las gargantas de los grandes bebedores, pero ella no es una bebedora sino una que se entristece a sí misma) (suprema, oscura) (enroscando mejor un brazo cálido alrededor de mi cuerpo) «y él allí tendido diciendo ¿qué pasa? y no consigo entenderlo...» No puedo comprender de pronto lo que ha ocurrido porque ha perdido la razón, el reconocimiento cotidiano de su propia persona, y siente el zumbido fantástico del misterio, realmente no sabe quién es y para qué y dónde está, mira por la ventana y la ciudad, San Francisco, es el escenario desnudo, desolado e inmenso de alguna broma gigantesca que se perpetra contra ella. «Dándole la espalda, no sabía qué pensaba Ross, ni siquiera qué hacía.» No tenía una sola prenda encima, se había levantado de las sábanas satisfechas del hombre para detenerse frente al baño gris de la hora melancólica meditando qué hacer, adónde ir. Y cuanto más permanecía allí con el dedo en la boca, más le repetía él «¿Qué pasa, mujer?» (por último se aburrió de preguntárselo y la dejó tranquila donde estaba), y tanto más sentía ella la presión interna que quería estallar y la explosión que se acercaba; por fin dio un gigantesco paso hacia adelante tragando saliva aterrada, todo parecía claro, el peligro estaba en el aire, estaba escrito en las sombras, en el lóbrego polvo detrás de la mesa de dibujo en el rincón, en los cubos de basura, en el gotear gris del día que chorreaba a lo largo de la pared y entraba por la ventana, en los ojos hundidos de la gente, y salió corriendo del cuarto. «¿Qué dijo?»
«Nada, no se movió, pero apenas había alzado la cabeza de la almohada cuando volví a mirarla al cerrar la puerta; estaba desnuda en el callejón, no me importaba, estaba tan absorta en esta comprensión de todo, sabía que era una muchacha inocente». «Un bebé desnudo, diablos» (Y para mí: «Dios santo, esta muchacha, Adam tiene razón, está loca, yo no hubiera hecho nada parecido, el ataque me daría como la vez que tomé la benzendrina con Honey en 1945 y me creí que ella quería usar mi cuerpo para hacer andar el coche del grupo, y el derrumbe y las llamas, pero no cabe duda de que nunca saldría por las calles de San Francisco desnudo, aunque tal vez lo habría hecho si me hubiera parecido que se imponía una decisión inmediata, oh sí») y la miré pensando si estaría diciéndome la verdad. Estaba en el callejón, preguntándose quién era, de noche, en medio de una neblina que era casi llovizna, en medio del silencio de San Francisco dormida, los barcos de la bahía, la mortaja sobre la bahía de esas grandes nieblas de boca con garras, la aureola de luz cósmica y fantástica que se elevaba en medio de los anuncios luminosos y de Alcatraz, su corazón que latía rumorosamente en la calma, la fresca paz oscura. Subida a una cerca divisoria de madera, esperando, para ver si le llegaba alguna idea desde afuera, diciéndole lo que debía hacer ahora, y llena de importancia y de anuncios, porque debía ser exacta, y sólo una vez lo sería. «Un desliz en la dirección equivocada...», su manía de la dirección, decidir si debía bajar de un lado de la cerca o del otro, el espacio interminable que se extendía en cuatro direcciones, los hombres de sombrero negro que iban al trabajo por las calles lustrosas sin preocuparse de la muchacha desnuda escondida en la neblina, o si hubieran estado cerca y la hubieran visto se habrían detenido en círculo sin tocarla, simplemente esperando que las autoridades policiales vinieran y se la llevaran en el camión, con sus ojos desinteresados y fatigados, chatos de opaca vergüenza, observando cada una de las partes de su cuerpo, el bebé desnudo. Cuanto más tiempo se quede subida a la cerca, menos será capaz de decidirse por fin a bajar, y arriba, en el cuarto, Ross Wallenstein ni siquiera se mueve de la cama revuelta, imaginándola acurrucada en el vestíbulo de la casa, o tal vez se ha dormido nuevamente, envuelto en su propia piel. La noche lluviosa, descendiendo por todas partes, besando en todas partes a los hombres, las mujeres y las ciudades en un solo baño de triste poesía, con hileras de miel de Ángeles en la altura sonando las trompetas por encima de los finales, e inmensos como el Pacífico, cantos de Paraíso como mortajas orientales, un cese del temor aquí abajo. Se acuclilla sobre la cerca, la llovizna ligera perla sus hombros morenos, estrellas en su cabello, sus ojos salvajes ahora indios miran fijamente la Negrura con un vaho que emana de su boca morena, la desdicha como cristales de hielo sobre las mantas de los ponies de sus antepasados indios, la llovizna sobre la aldea india hace tanto tiempo, y el humo de los pobres que emergía arrastrándose de debajo de la tierra y cuando una madre afligida desgranaba maíz y lo hervía en esos milenios sin esperanza; el canto de la banda de cazadores asiáticos que atravesaba ruidosamente la última costilla de tierra de Alaska en dirección a los Aullidos del Nuevo Mundo (para ellos y ahora para los ojos de Mardou el Reino eventual del inca, del maya y del azteca vastamente brillante de serpientes de oro y templos tan nobles como Grecia, Egipto, las largas mandíbulas ralas y las narices chatas de los templos y el salto de esas mandíbulas al hablar hasta que los españoles de Cortés, los vagabundos y fatigados europeos de Pizarro, con sus afeminados bombachos holandeses, llegaron pisoteando las cañas de las llanuras para descubrir ciudades resplandecientes de Ojos Indios, altas, paisajísticas, buleváricas, ritualizadas, heráldicas, empavesadas bajo ese mismo Sol del Nuevo Mundo hacia el cual se elevaba el corazón estremecido), su corazón que latía bajo la lluvia de San Francisco, sobre la cerca, de cara a las verdades últimas, dispuesta a partir, a correr por la tierra y volver y replegarse nuevamente donde estaba y donde estaba todo, consolándose a sí misma con visiones de verdad, bajando de la cerca, avanzando de puntillas, descubriendo un zaguán, temblando, entrando subrepticiamente...


Fragmento de The Subterraneans (1958), de Jack Kerouac.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Sobre teatro, música, críticos, ignorancia y artistas idiotas

Toda representación teatral participa de la condición fluyente, huidiza, de la música. Se borra, a medida que transcurre. Va aniquilándose, cada noche, mientras se acerca a su forma definitiva. Cuando el drama ha terminado ya es irrecuperable. (Y quizá hubo una noche única en que Hamlet fue irrepetiblemente Hamlet, no digo el que escribió Shakespeare sino el único, el arquetipo; quizás unos iluminados músicos tocaron alguna vez, o tocarán, la Sinfonía 40, de Mozart). Pienso en esas transitorias estatuillas de tiza, que destruía Giacometti, nacidas para ser bellas sólo unas horas. Pienso en la vida, en suma.

Yo no vi ni veré ese Israfel ideal, pero vi (acabé de ver) su sentido, en un gesto de Alfredo Alcón, en un ensayo. Con ese gesto subió Israfel al escenario, y ése es el que quiero fijar ahora, para perderlo menos.

Suele negársele al dramaturgo autoridad para hablar de la puesta en escena. Muy razonable. Yo, por ejemplo, ignoro todavía cuál es la zona del teatro que los entendidos llaman foro. Cosa que no me resulta un gran obstáculo, lo confieso, para tener una idea general del mundo. A eso aludo cuando escribo sentido. Pensar puedo, aunque me resulte indescifrable el tablero de los spots. Pero también esta autoridad suele negársele al escritor, autoridad para razonar sobre su propia obra, vale decir, sobre sus propias ideas: que se supone estarán contenidas en ella. El artista es una especie de loco, una pitonisa; déjeselo inventar, en seguida vendrá un ensayista que lo explique. Parece que tal manera de entender las cosas -ya lo notaba Chestov, hace más de medio siglo- se la debemos a los críticos: el creador no es lo bastante lúcido; es necesario que haya gente para explicarlo, para indultar su obra, y así los poetas, sin darse cuenta de ello, deben aspirar ni más ni menos a la misma meta del crítico (León Chestov, La filosofía de la tragedia). Hay artistas algo idiotas, cierto, y yo conozco algunos. También hay escritores muy notables que juegan a ese juego de lo Inconsciente para no asumir sus propias ideas. No niego que lo irracional exista; ni ignoro que, en el caso del teatro, sólo la puesta en escena, al encarnar las palabras en seres vivos, dilucida y completa el significado último de un drama; sólo el actor y el director pueden expresar, iluminar un texto, y hasta engrandecerlo; pero sospecho que sólo el autor conoce, intelectualmente hablando, el intencionado porqué de sus palabras. De algunas, al menos: las que lo comprometen. Temo a los empresarios que decidan exhumar a Israfel sin que esté yo para defenderlo, de ellos, de imaginativos régisseurs, de actores con temperamento.

Y bien: Israfel no es una biografía de Poe; ni siquiera una biografía dramática. Es un drama, una obra teatral: una invención. Lo es, pongamos, ni más ni menos que Julio César, para decirlo de golpe. Y, en tal sentido, admite ser refutada por cualquier biógrafo ilustrado o prolijo historiador, hábiles en dudar si existían relojes de péndulo en la Roma de César, o pólvora en la Dinamarca de Hamlet, o si Ricardo III dijo la augusta música aquella sobre el caballo y el reino, que lo inmortalizó. Yo también noto, sí, que convocar a Shakespeare resulta temible, pero, si me ha sido deparada la impunidad de robarle una de sus más hermosas escenas sin que un cataclismo me hunda, no veo por qué sus descuidos históricos no podrán también apadrinarme con su ilustre sombra. Se entiende (espero) que no exalto las cualidades estéticas de Israfel, ya que ignoro si las tiene. Hablo de cómo es, no de cuánto vale. Y si para mi desventura fuera sólo una biografía, no se me perdone haber usurpado un género -el teatro-, quizá el único lenguaje humano que se arrima a la poesía (cuya alta fiesta a mí me está vedada) para rebajarlo al más subalterno ejercicio de la prosa: la crónica, la retórica de fichero.


Fragmento del posfacio (1966) a la obra teatral Israfel (1959 - 1961).
Ambos escritos por Abelardo Castillo.

Sad & Horny

Now your patrons have all left you in the red
Your low rent friends are dead
This life can be very strange
All those dayglow freaks who used to paint the face
They've joined the human race
Some things will never change
Son you were mistaken
You are obsolete
Look at all the white men on the street


You never came to me
When you were so inclined
Yes you could have told me everything you did baby
I know where baby's at
I know your filthy mind
Now you're gonna do me everything you did baby



Steely Dan, o la única banda capaz de cantar los dos versos de arriba en un mismo disco y sonar siempre sinceros.

(1) Fragmento de Kid Charlemagne
(2) Fragmento de Everything You Did
* Ambos en The Royal Scam (1976)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Himno a la Belleza

Viens-tu du ciel profond ou sors-tu de l'abîme,
Ô beauté ? Ton regard, infernal et divin,
Verse confusément le bienfait et le crime,
Et l'on peut pour cela te comparer au vin.

Tu contiens dans ton œil le couchant et l'aurore ;
Tu répands des parfums comme un soir orageux ;
Tes baisers sont un philtre et ta bouche une amphore
Qui font le héros lâche et l'enfant courageux.

Sors-tu du gouffre noir ou descends-tu des astres ?
Le destin charmé suit tes jupons comme un chien ;
Tu sèmes au hasard la joie et les désastres,
Et tu gouvernes tout et ne réponds de rien.

Tu marches sur des morts, beauté, dont tu te moques ;
De tes bijoux l'horreur n'est pas le moins charmant,
Et le meurtre, parmi tes plus chères breloques,
Sur ton ventre orgueilleux danse amoureusement.

L'éphémère ébloui vole vers toi, chandelle,
Crépite, flambe et dit : bénissons ce flambeau !
L'amoureux pantelant incliné sur sa belle
A l'air d'un moribond caressant son tombeau.

Que tu viennes du ciel ou de l'enfer, qu'importe,
Ô beauté ! Monstre énorme, effrayant, ingénu !
Si ton œil, ton souris, ton pied, m'ouvrent la porte
D'un infini que j'aime et n'ai jamais connu ?

De Satan ou de Dieu, qu'importe ? Ange ou sirène,
Qu'importe, si tu rends, - fée aux yeux de velours,
Rythme, parfum, lueur, ô mon unique reine ! -
L'univers moins hideux et les instants moins lourds ?


¿Bajas del hondo cielo o emerges del abismo,
Belleza? Tu mirada infernal y divina
Confusamente vierte crimen y beneficio,
Por lo que se podría al vino compararte.

Albergas en tus ojos al poniente y la aurora,
Cual tarde huracanada exhalas tu perfume;
Son un filtro tus besos y un ánfora tu boca
Que hacen cobarde al héroe y al niño valeroso.

¿Del negro abismo emerges o bajas de los astros?
Como un perro, el Destino sigue ciego tu falda,
Al azar vas sembrando el luto y la alegría
Y todo lo gobiernas sin responder de nada.

Caminas sobre muertos, Belleza, y de ellos ríes;
El Horror, de tus joyas no es la menos hermosa
Y el Crimen, entre todas tus costosas preseas
Danza amorosamente sobre el vientre triunfal.

La aturdida falena vuela hasta ti, candela,
Crepita, estalla y grita: ¡Bendigamos la llama!
El amante, jadeando sobre su bella amada,
Semeja un moribundo que su tumba acaricia.

Que tú llegues del cielo o el infierno, ¿qué importa?
Belleza, inmenso monstruo, pavoroso e ingenuo,
Si tu mirar, tu risa, tu pie, me abren las puertas
De un Infinito que amo y nunca conocí.

Satánica o divina, ¿qué importa? Ángel, Sirena,
¿Qué importa? Si tú vuelves -hada de ojos de raso,
Resplandor, ritmo, aroma, ¡oh mi señora única!-
Menos odioso el mundo, más ligero el instante.




Hymne à la Beauté (Himno a la Belleza), de Charles Baudelaire. En Les Fleurs du Mal (1857).

domingo, 14 de septiembre de 2008

Problema de base

"Así ocurre que cuando la ciencia social (...) elabora, por una parte, un concepto de sociedad liberal en el que las dos notas características de ésta son la libertad y la igualdad, y, por otra anula radicalmente el contenido de verdad de estas categorías en el marco del liberalismo dada la desigualdad existente en el poder social -ese poder que determina las relaciones entre los hombres-, no estamos ante tales o cuales contradicciones lógicas, eliminables mediante definiciones más correctas, o ante unas ulteriores limitaciones o diferenciaciones empíricas de una definición inicial, sino ante la constitución estructural de la sociedad en cuanto tal".


Theodor Adorno, fragmento de Sobre la Lógica de las Ciencias Sociales, citado por Alejandra Bertucci en el ensayo La Disputa del Positivismo en la Sociología Alemana, que forma parte del trabajo Los Filósofos y los Días: Escritos Sobre Conocimiento, Arte y Sociedad, compilado por Julio Moran.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Post no apto para bigotes delatores

¡Yo tengo mucho más onda que vos!
¡Yo uso la ropa de los Stones!
Yo no voy a tus fiestitas, yo no miro novelitas
¡El pibe del cordero bombilla me cae mal!

¡Yo no escucho Technotronic como vos!
¡Y en la calle tomo vino de cartón!
Yo me curto a tu hermana, yo me curto a mi hermana
¡El pibe del cordero bombilla me cae mal!



Rolingas precursores con humor y blues, y algo de Illya Kuryaki y de toda esa movida supuestamente renovadora de comienzos de los 90s (Babasónicos, Martes Menta, Los Brujos). Una declaración de principios hilarante, de la mano de los olvidadísimos Demente Caracol. Que, por otra parte, eran mejores que cualquier banda rollinga/stone berreta y destruida de hoy.

Sí, obvio. Igual son malísimos.

(Choca ver esto después del post anterior. En fin...)

jueves, 11 de septiembre de 2008

Reflexionar. Hablar claro. Luchar fuerte. Bourdieu contra la tecnocracia.

Estoy aquí para expresar nuestro apoyo a todos aquellos que luchan, desde hace tres semanas, contra la destrucción de una civilización asociada a la existencia del servicio público: civilización de la igualdad republicana de los derechos, a la educación, a la salud, a la cultura, a la investigación, al arte, y por encima de todo, al trabajo.

Estoy aquí para decir que comprendemos este movimiento profundo, es decir, la desesperanza y las esperanzas que allí se expresan y que también nosotros experimentamos; para decir que no comprendemos (o que comprendemos muy bien) a estos que no lo comprenden, como a este filósofo que, en el Journal du dimanche del día 10 de diciembre, descubre con estupefacción, "el abismo entre la comprensión racional del mundo", encarnada segun él por Juppé, así lo dice textualmente, "y el deseo profundo de la gente".

Esta oposición entre la visión de largo plazo de la "élite" esclarecida y las pulsiones de corto plazo del pueblo o de sus representantes, es típica del pensamiento reaccionario de todos los tiempos y de todos los países, pero adquiere hoy una forma nueva con la nobleza de Estado, que fundamenta la conviccion de su legitimidad en el título escolar y en la autoridad de la ciencia, principalmente económica. Para estos nuevos gobernantes de derecho divino, no solamente la razón y la modernidad, sino también el movimiento y el cambio, están del lado de los gobernantes, de los ministros, de los patrones o de los "expertos". La sinrazón y el arcaísmo, la inercia y el conservadurismo, del lado del pueblo, de los sindicatos y de los intelectuales críticos.

Es esta la certeza tecnocrática que expresa Juppé cuando escribe: "Quiero que Francia sea un país serio y un país feliz", lo cual puede traducirse como: "Quiero que la gente seria, es decir, las élites, los "enarcas", los que saben adonde esta la felicidad del pueblo, puedan realizar la felicidad del pueblo, incluso a pesar de él, es decir, contra su voluntad." En efecto, enceguecido por esos deseos, de los que hablaba el filósofo, el pueblo no conoce su felicidad, particularmente la felicidad de ser gobernados por gente que, como Juppé, conocen su felicidad mejor que él. Así piensan los tecnócratas y así entienden la democracia. Comprendemos que ellos no comprendan que el pueblo, en nombre del cual pretenden gobernar, descienda por las calles -¡colmo de la ingratitud!- para oponérseles.

Esta nobleza de Estado, que predica la desaparición del Estado y el reino sin reserva del mercado y del consumidor, sustituto comercial del ciudadano, se ha apropiado del Estado, ha hecho del bien público un bien privado, de la cosa pública, de la República, su cosa.

Lo que hoy está en juego, es la reconquista de la democracia contra la tecnocracia: hay que acabar con la tiranía de los "expertos" al estilo del Banco Mundial o del FMI, que imponen sin discusión los veredictos del nuevo Leviatán, "los mercados financieros", y que no pretenden negociar sino "explicar". Hay que romper con esa nueva fe en la inexorabilidad histórica que profesan los teóricos del liberalismo . Hay que inventar nuevas formas de un trabajo político colectivo, capaz de constatar las necesidades, principalmente económicas (lo que puede ser tarea de expertos) pero para combatirlos y, si es del caso, para neutralizarlos.

La crisis de hoy es una oportunidad histórica. Para Francia y sin duda para todos estos que, cada día mas numerosos, en Europa y en otras partes del mundo, rechazan esa nueva alternativa: liberalismo o barbarie. Trabajadores ferroviarios, empleados de correo, maestros, funcionarios de los servicios publicos, estudiantes y tantos otros, activa o pasivamente comprometidos en este movimiento, han planteado con sus manifestaciones, con sus declaraciones, con las innumerables reflexiones que han provocado y que las tapaderas de los medios han querido en vano asfixiar, problemas fundamentales, demasiado importantes para dejárselos a los tecnócratas, tan autosuficientes como insuficientes: ¿cómo restituir a los primeros interesados, es decir, a cada uno de nosotros, la definición aclarada y razonable del futuro de los servicios publicos, de la salud, de la educacion, de los transportes, etc., en relación, principalmente con aquellos que, en los otros países de Europa están expuestos a las mismas amenazas? ¿Cómo reinventar la escuela republicana, rechazando la instalación progresiva en la enseñanza superior de una educación con dos velocidades, simbolizada por las Grandes Escuelas y las facultades?

Es posible hacerse la misma pregunta a propósito de la salud o de los transportes. ¿Cómo luchar contra la precarización que golpea al personal de los servicios públicos y que conlleva formas de dependencia y de sumisión, particularmente funestas, en las empresas de difusión cultural, radio, televisión o prensa escrita por el efecto de censura que ejercen, incluso en la docencia?

En el trabajo de reinvención de los servicios publicos, los intelectuales, escritores, artistas, científicos, etc., tienen un papel importante que jugar. Primeramente, pueden contribuir a quebrar el monopolio de la ortodoxia tecnocrática sobre los medios de difusión. Pero pueden también comprometerse, de manera organizada y permanente, y no solamente en los encuentros ocasionales de una coyuntura de crisis, al lado de aquellos que están en condiciones de orientar eficazmente el futuro de la sociedad: asociaciones y sindicatos principalmente, y trabajar en la elaboracion de análisis rigurosos y de proposiciones inventivas sobre las grandes cuestiones que la ortodoxia mediático-política impide plantear. Pienso en particular en el tema de la unificación del campo económico mundial y los efectos de la nueva división mundial del trabajo o de la cuestión de las pretendidas leyes de bronce de los mercados financieros, en nombre de las cuales son sacrificadas tantas iniciativas politicas; en la cuestion de las funciones de la educación y de la cultura en las economías adonde el capital informático se ha convertido en una de las fuerzas productivas determinantes, etc.

Este programa puede parecer abstracto y puramente teórico. Pero se puede rechazar el tecnocratismo autoritario sin caer en un populismo en el que los movimientos sociales del pasado sacrificaron a menudo demasiado y que le hace el juego, una vez más, a los tecnócratas.

Lo que he querido expresar, en todo caso, y quizás mal, por lo que pido excusas a quienes pude haber escandalizado o aburrido, es una solidaridad real con aquellos que hoy se baten por cambiar la sociedad: pienso en efecto que no se puede combatir eficazmente la tecnocracia, nacional o internacional, si no es enfrentándola en su terreno privilegiado, el de la ciencia, principalmente económica, y, oponiendo al conocimiento abstracto y mutilado del cual ella se vale, un conocimiento, más respetuoso, de los hombres y de las realidades a las cuales ellos se ven confrontados.


Discurso pronunciado por el sociólogo Pierre Bourdieu el día 12 de diciembre de 1995, frente a los trabajadores en huelga reunidos en la Gare de Lyon en París.

(Extraído de acá.)

sábado, 6 de septiembre de 2008

Filosofía zappeana

It pays to make the U.S. school system a crock of shit because the dumber the people are that come out, the easier it is to draft them, make them into docile consumers, or, you know, mongo employees. There are plenty of yuppies out there with absolutely nothing upstairs. Graduate airheads with PhDs and everything but they don't know anything. And what do they listen to? Certainly not my records.

Les conviene hacer que el sistema educativo norteamericano sea una mierda porque mientras más estúpida es la gente que sale de ahí, más fácil es reclutarlos, convertirlos en consumidores dóciles o empleados mogólicos. Está lleno de yuppies con absolutamente nada en la cabeza. Graduados con la cabeza vacía, con doctorados y todo, pero que no saben nada. ¿Y qué escuchan? Sin duda, no mis discos.


Frank Zappa

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Derrumbamiento

Tomé un taxi. Reparaba ahora en que no tenía coche, y eso en una ciudad en que no había nadie, a partir de un sueldo determinado, que no lo tuviera (hasta mi colega Avandero tenía uno); en cualquier caso, tampoco habría sabido conducirlo. Nunca le había dado ninguna importancia, pero frente a Claudia ahora me sentía avergonzado. Y Claudia, en cambio, todo lo encontraba de lo más natural, porque -decía- un coche en mis manos seguro que habría sido un desastre; con gran contrariedad por mi parte, se enorgullecía de minimizar todas mis capacidades prácticas y de basar su estima por mí sobre otras dotes que, sin embargo, no se entendía cuáles pudieran ser.

Así pues, tomamos un taxi; me cayó en suerte un coche desvencijado, conducido por un viejo. Yo trataba de ridiculizar este aspecto destartalado, como de desecho, que inevitablemente tomaba la vida en torno a mí, pero ella no sufría por la fealdad del taxi, como si estas cosas no pudiesen afectarla, y no sabía si sentirme aliviado o bien abandonado más que nunca a mi destino.


Fragmento de La Nuvola di Smog (1959), de Italo Calvino.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Dr. Strangelove

No one likes us, I don't know why,
we may not be perfect, but heaven knows we try
But all around, even our old friends put us down,
let's drop the big one and see what happens

We give them money, but are they grateful?
No, they're spiteful and they're hateful
They don't respect us, so let's surprise them,
we'll drop the big one and pulverize them

Asia's crowded and Europe's too old
Africa is far too hot and Canada's too cold
And South America stole our name
Let's drop the big one, there'll be no one left to blame us

We'll save Australia,
don't wanna hurt no kangaroo
We'll build an All American amusement park there,
they got surfin', too

Boom goes London and boom Paris,
more room for you and more room for me
and every city the whole world round
will just be another American town
Oh, how peaceful it will be,
we'll set everybody free
You'll wear a Japanese kimono
and there'll be Italian shoes for me

They all hate us anyhow
so let's drop the big one now
Let's drop the big one now


Tétrico-hilarante letra de Political Science, tema de Randy Newman grabado en Sail Away (1972)

sábado, 16 de agosto de 2008

Cómo ve a los hombres el magnífico hombre-perro

En otro tiempo había idealizado a la humanidad, impulsado por su tonta lealtad canina, sin sentido crítico. Pero ahora su fino olfato había descubierto la verdad. Los hombres eran astutos, sí, pero de un modo diabólico. Y sin embargo no eran de una inteligencia tan coherente como había creído. Caían a cada rato en una opacidad subhumana. Y no se conocían como él se conocía a sí mismo, ni siquiera como él los conocía. ¡Y cómo los conocía! Se había criado en una familia superior, pero incluso los Trelone eran a menudo estúpidos e insensibles. La propia Plaxy sabía muy poco de sí misma. Estaba tan absorta en su personalidad que no podía verse; el bosque le impedía ver los árboles. Muy a menudo se mostraba razonable o presuntamente virtuosa sólo para satisfacer algún minúsculo orgullo que ella misma no veía. Pero él, Sirio, lo veía claramente. Ella era capaz, también, de una refinada crueldad. Impulsada por el resentimiento podía tratar de que Sirio se sintiera un proscrito o un abyecto gusano.

Pero lo que más encolerizaba a Sirio era cómo los hombres, y especialmente los seres superiores que había conocido en Cambridge, se engañaban a sí mismos. Todos usaban alguna máscara. McBane, por ejemplo. Estaba dedicado a la ciencia, pero hasta cierto punto. Vivía sobre todo dedicado a sí mismo. ¿Por qué no decía sencillamente "Oh, ya sé que en el fondo soy un egoísta, pero trato de no serlo"? Fingía, al contrario, tener una lealtad de perro ovejero hacia la ciencia. Pero no se sacrificaba por la ciencia. Quizá lo hiciera algún día, como Thomas. Quizás algún día estuviera dispuesto hasta a morir por la ciencia. Pero no moriría sólo por la ciencia, sino también por su propia reputación de hombre de ciencia abnegado.

¡Ah, Dios! ¡Qué especie para gobernar el planeta! ¡Y tan obtusos para todo lo que no fuese humano! ¡Tan incapaces de entender cualquier otro tipo de espíritu! (¿No había comprobado acaso el fracaso de Plaxy?) Y crueles, vengativos. (¿Acaso Plaxy no le había clavado las uñas?) Y orgullosos. (¿No lo consideraba Plaxy, acaso, en el fondo de su corazón, "nada más que un perro"?)


Fragmento de Sirius: A Fantasy of Love and Discord (1944), de Olaf Stapledon.

Too Many Machos

Soldadito invasor,
quítese el uniforme y póngase a bordar
su bandera si es hombre
Cruzadito vencedor, quítele esas estrellas
Borde en su lugar gajos y flores frescas

Ahora que la hebra se cortó,
mientras elige un hilo nuevo y un nuevo color,
busque en su cabeza una canción
de esas que su madre alguna vez le cantó

Y cante fuerte, vencedor, y cántele a sus mujeres,
que ellas saben transformar todo el dolor que les duele
Llore mucho, peleador, y cuente qué le contaron
para poder combinar ser asesino y cristiano

Adórnese con flores todo el pelo
Deje de ser soldado
Sea un hombre entero


Gabo Ferro
Si Es Hombre
de Todo Lo Sólido Se Desvanece en el Aire (2006)

viernes, 15 de agosto de 2008

George, el sexo y yo

You know, I've been thinking... I cannot envision any circumstances in which I'll ever have the opportunity to have sex again. How's it gonna happen? I just don't see how it could occur.

Saben, estuve pensando... No puedo imaginarme ninguna situación en la cual pueda tener la oportunidad de volver a tener sexo. ¿Cómo va a pasar? Sencillamente no puedo ver cómo podría ocurrir.


O en qué momento de Seinfeld comprendí que tengo más cosas en común con George Costanza de las que me gustaría.


(Temporada 2, Episodio 07: The Pony Remark)

viernes, 8 de agosto de 2008

One Our Father, three Hail Marys / each Saturday night

No me es desconocido que muchos tenían y tienen la opinión de que las cosas del mundo son gobernadas de tal modo por la fortuna y por Dios, que los hombres con su prudencia no pueden corregirlas, e incluso que no tienen ningún remedio. Por esto podrían juzgar que no vale la pena fatigarse mucho en tales ocasiones, sino que hay que dejarse gobernar por la suerte. Esta opinión está más acreditada en nuestros tiempos a causa de las grandes mudanzas de las cosas que se vieron y se ven todos los días, fuera de toda conjetura humana. Pensando yo alguna vez en ello, me incliné en cierto modo hacia esta opinión.

Sin embargo, como nuestro libre albedrío no está anonadado, juzgo que puede ser verdad que la fortuna sea el árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero que también ellas nos dejan gobernar la otra mitad, aproximadamente, a nosotros. La comparo con uno de esos ríos fatales que, cuando se embravecen, inundan las llanuras, derriban los árboles y los edificios, quitan terreno de un paraje y lo llevan a otro: todos huyen en cuanto le ven, todos ceden a su ímpetu sin poder resistirle. Y, a pesar de que estén hechos de esta manera, no por ello sucede menos que los hombres, cuando están serenos los temporales, pueden tomar precauciones con diques y esclusas, de modo que, cuando crece de nuevo, o correrá por un canal, o su ímpetu no será tan licencioso ni perjudicial.

Fragmento del capítulo XXV de Il Principi (1513), de Niccolò Machiavelli -o Nicolás Maquiavelo, como es más conocido por estas pampas.

Es cierto, el muchacho tiene algunas cosas no muy queribles (es más, se manda una barrabasada misógina en este mismo capítulo), pero también tiene momentos notables, en los cuales incluso brilla poéticamente. Acá, por ejemplo, lo podemos leer mandándose una quijotada de aquellas al limitar (bueno, más bien eliminar) el poderío de Dios en las vidas de los humanos. Claro que de un modo particular y con cierta sutileza necesaria en la época. Pero te quisiera ver a vos escribiendo eso en 1513.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Loach & Polanski

Mi viejo diría "dos potencias se saludan".
(No, no creo que los tenga mucho, pero siempre dice esa frase).
Por otro lado... están grandes, che.

martes, 5 de agosto de 2008

Just like Sicko


Más de Zippy the Pinhead, acá.

Campos infernales

I had a pony, her name was Lucifer
I had a pony, her name was Lucifer
She broke a leg and needed shooting,
I swear it hurt me more than it could ever have hurted her

(Bob Dylan)

miércoles, 30 de julio de 2008

Muerte en la Catedral

La gente protege su vida siempre en nombre de Dios
y el pájaro negro anuncia en su vuelo un tiempo de tormenta
Dicen que ayer alguien murió en la catedral
¿Cómo harán esta vez?

Los pueblos designan las guerras un castigo de Dios
y la espada brilla ante la caída del rayo
Dicen que ayer alguien murió en la catedral
¿Cómo harán esta vez?

El clarín estalla, en la tarde esta vez, porque no habrá epopeya
Los ojos de mi amor buscan la solución para que nos salvemos
Dicen que ayer alguien murió en la catedral
¿Cómo harán esta vez?

¿Cómo haremos?


(Litto Nebbia)

Esperanza

Cuando desperté, no tenía la más remota idea de la hora. El deslizamiento de tiempo había alterado mis ritmos circadianos. Sólo sabía que era de noche, desde hacía rato. Me quedé acostado escuchando, como en éxtasis, un profundo mundo de sonidos. La casona de troncos crujía y resonaba como un galeón a toda vela. Oía las voces de la madera y las voces humanas, y también ráfagas de música y canciones. En algún lugar sonaban las esquilas; quizá las vacas volvían a los establos. ¡Y además, ese maravilloso mundo de aromas y olores! Podrías decir que el pensamiento que dominaba mi mente era este: ¡Joe Bodenland, has escapado del siglo XXI!

Fragmento de Frankenstein Unbound (1973), de Brian W. Aldiss

domingo, 20 de julio de 2008

Podeti, las cosas que funcionan mal y las cosas que tienen que "funcionar mal" para funcionar bien

Hacía muchos meses que no entraba al blog de Podeti. El otro día me pegué una vuelta, y el último post subido arrancaba así:

Después de la caída del Muro de Berlín, es frecuente escuchar entre las argumentaciones del discutidor facho de turno la sentencia de que evidentemente, “el socialismo no funciona”; mi argumento –imbatible hasta ahora- suele ser que en todo caso el capitalismo tampoco “funciona”, si entendemos por “funcionar” que el sistema económico vigente sirva para lo que debe servir, es decir un mínimo de comida para todos.

Desde luego, oculto –para ganar la discusión- el hecho de que el funcionamiento del capitalismo requiere como condición inevitable la condena al HAMBRE Y LA MISERIA a una porción importante de la población (esto está probado científicamente, con cifras, números y todo; otro día se los explico). Es decir, el capitalismo está roto, pero al revés, lo que provoque que en realidad “ande”, pero con resultados desagradables. Su funcionamiento resulta en una desgracia espantosa para todos y, como esas computadoras de las películas que adquieren conciencia propia, parece que no hay forma de apagarlo.

Esta introducción para terminar hablando, de manera graciosa, de un problema que tiene con la estufa de su casa.

Podeti me demuestra, con algunos de sus escritos, que no solamente es un buen humorista y escritor, sino que, en definitiva, parece un buen tipo. El otro día me comentaba un amigo que le daba la impresión de que, sin comprometerse en exceso en su blog, Podeti consigue transmitir a veces la sensación de que tiene en claro qué cosas están bien y qué cosas no, cuáles son los problemas grandes y cuáles los pequeños, de qué lado hay que estar en los temas importantes. Creo que mi amigo tiene razón.

Pero no la sigo más. No ando con mucho tiempo y, en definitiva, la idea del post era solamente escribir una línea sobre Podeti, sobre su blog, y sobre por qué de vez en cuando me gusta ver en qué anda su imaginación.


-> El texto citado, completo, acá.
-> Su weblog, Yo Contra el Mundo!, acá.

miércoles, 9 de julio de 2008

2 cosas dibujadas 2 cosas sobrecargadas 2

Presento al numeroso y elitista público de este afamado blog dos colaboraciones dibujísticas realizadas durante los últimos días de diciembre de 2007 o los primeros días de enero de 2008 en una simpática casa toninense, a la noche, con Nahuel diciendo que no quería dibujar y los tres escuchando alguna música que no recuerdo (ni recordaré jamás).

Toda la magia de estos cosos pertenece a Natalio P.
Todos los garabatos son de mi autoría.
Igual, pueden reproducirlo en cualquier parte sin autorización (menos en portadas de discos de Fito Páez).



Aquelarrización fresca de muy recién

por qué
por qué
yo
cuando tengo questudiar
me siento en la pc
arriba
en la pc
y me pongo a mirar
a otros
susfotos
(desnudas)
y miro
horas
y escucho
ropas
(desnudas)
y pájaros muertos en el mar

y encuentro
ojos
enfotos
deojos
y siendo tonto
yomé-namoro
de ojos
deotros

y no
los podrás
vivir

domingo, 18 de mayo de 2008

Entre All Mod Cons, la tristeza post-Persepolis y un texto de Pierre Ansart

Redescubrir (después de ¡años!) a la canción To Be Someone de Paul Weller fue como sentir una bocanada de aire fresquísimo inglés y medio mod y regresar a mis dulces dieciséis (que no fueron como los del Liam de Loach, por suerte).
Y redescubrir Down in the Tube Station at Midnight fue como si se me cayeran doscientas toneladas de metal en la cabeza y me rompieran la pelvis a rodillazos.

Diálogo imaginario con la muerte en los talones

A: - Qué desagradable que es que un hombre, supuesto ser humano normal, use ropa de diseño militar.
B: - Bueno, peor es viajar al lado de un milico en el micro, y que su arma desbordante de hombría y sangre te roce la cara durante 45 minutos.

jueves, 6 de marzo de 2008

Je ne suis pas un voleur!

(...)
- Ah, sí, yo me encuentro muy bien
- Y en plena fertilidad
- ¡Pues también! ¡Vamos, creo yo! Hombre, supongo que algo siempre se pierde: los oídos, el colmillo, el pelo...
- La imaginación
- ¿La imaginación? Bueno, pero... también se ganarán otras cosas, ¿no?
- Mala leche, reumatismo, colesterol...
- Sobre todo mala leche... algunos. Y digo yo que algo de experiencia. ¡Y bienestar, joder! ¿Pues que ahora no vivimos mejor, eh?
- Sí, eso sí. Bueno, menos mal que perdemos memoria
- ¿Tú haz perdido la memoria? Pues yo la debo tener de elefante
(...)

(Pequeño diálogo extraído de la película Los Paraísos Perdidos (1985) de Basilio Martín Patino)



Aclaro que...
a) No sé francés. Nada.
b) Las cosas propias "posteables" deberán ser pulidas antes de ser publicadas y posteo esto porque me dio lástima por el pobrecito blog, más que abandonado en el último tiempo.
c) Me gustaría armar un weblog lleno solamente de frases ajenas. Tal vez algún día...
d) Post dedicado a Manuel, que hace poco me recordó que existía esta página. También se lo dedico a mi tío Alfonso de Chapadmalal, a mis gorriones greco-romanos y a Windom Earle, que tanto me ha hecho sufrir por segunda vez en estos últimos días. Y a todos los que me conocen (o sea, cinco o seis personas).

jueves, 14 de febrero de 2008

Cuando no sabés quién es quién en la foto...

...es terrible.


(Anotación mental: tengo que escribir un libro llamado "La Incomparable Estupidez de Desinstalar el Hardware de Audio Pensando Que Es un Códec").

Ojalá mañana venga el técnico.