jueves, 18 de junio de 2009

Regreso ochentoso (primer y último posteo sobre un jueguito electrónico)

¿Alguien se acuerda del Lode Runner? Informo o refresco la memoria: era un juego de Family Game, parece que creado en 1983, que consistía en un personaje que debía aprisionar a sus enemigos (que lo perseguían porque sí, obvio, porque la gente es mala) en agujeros hechos en el piso, mientras buscaba varios montículos de oro que se encontraban dispersos por el escenario. Cuando recogías todos los montículos, ganabas; si te atrapaba uno de los "tipos malos", perdías. Sencillo, con gráficos bien básicos, cálido y nostálgico.

Lo gracioso del asunto es que en Wikipedia encontré la portada original del juego, editado por Brøderbund Software, un nombre que a los fanáticos de estas cosas le debe decir mucho, pero que a mí me puede hacer acordar a algún director de cine sueco y poco más. Bueno, la cosa es que el dibujo está mucho más cerca del Tomb Raider, del Quake II o de la portada de algún Elige Tu Propia Aventura, que del entretenimiento humilde y pobretón -retrospectivamente, de más está decirlo- que el Lode Runner en realidad era. ¡Una adaptación contemporánea del Lode Runner ya, gente de Brøderbund*! ¡Esa portada tiene toda la pinta!



* Consideremos un detalle muy menor el hecho de que la empresa no existe desde hace varios años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo dejar de mirar la porta, recordad el juego y pensar en dos cosas:
1)el chiste de la revista NAh:
"otra vez el dibujante no entendio nada y dibujo cualquier cosa..." (o algo asi escrito debajo de la ilustracion de un mono con una guitarra).
2)La confusa sensacion que me produce la industria de los juegos en los 80,con sus argumentos extraños,personajes verde fluor,mensajes ideologicos burdos y directos (asesinar al che Guevara,por ejemplo),etc. En fin algo indescriptible.
Saludos! Manu

Josef Gaishun dijo...

¿Y te acordás de ese de la cabeza flotante que te persigue? ¿Y del de Mi Pobre Angelito? No, si la industria de los jueguitos electrónicos ochentosos es lo más. Todo se reduce al mínimo. Todo necesita dejar espacio a la imaginación hasta niveles ridículos.

Las mentes de los creadores de estas bestialidades debían soñar con aventuras spielbergeanas, pero la tecnología no les daba ni para una versión clase (más) B de Contrafuego.

Es gracioso, sí. Y muy burdo. El jueguito que propone matar al Che es un delirio. Lástima que no se puede jugar más de cinco minutos.


El tan soñado Cyborg resultó llamarse Metal Mutant. ¡A buscar imágenes! Lástima que por diversos problemas todavía no pude jugarlo bien.


Saludos, Manu.