jueves, 12 de febrero de 2009

Ciempiés

El doctor Schafer «El Dedos», Niño de las Lobotomías, se pone en pie y dirige a los congresistas el frío impacto azul de su mirada:
- Señores, el sistema nervioso humano puede ser reducido a un bloque compacto de columna vertebral. El cerebro anterior y posterior ha de seguir a ganglios, muela de juicio, apéndice... Les presento mi obra maestra: el norteamericano desangustiado perfecto.

Clarines vibrantes: dos Porteadores Negros introducen al Hombre desnudo y lo dejan caer sobre el estrado con brutalidad animal, despectiva... El Hombre se retuerce... Su carne se convierte en una jalea viscosa, transparente, que se va evaporando en una bruma verde, dejando al descubierto un monstruoso ciempiés negro. Oleadas de un olor desconocido invaden la sala, chamuscan los pulmones, corroen el estómago... Schafer se retuerce las manos sollozando:
- ¡Clarence! ¿Cómo pueden hacerme esto? ¡Ingratos! ¡Todos son unos ingratos!

Los congresistas se echan para atrás entre murmullos consternados:
- Creo que Schafer ha ido demasiado lejos...
- Yo ya había avisado que...
- Schafer es un tipo brillante... pero...
- La gente hace lo que sea con tal de tener publicidad...
- Señores, esta innombrable criatura, ilegítima en todos los sentidos, hija del corrompido cerebro del doctor Schafer, no debe ver la luz... Nuestro deber hacia la especie humana está bien claro...
- Hombre que hizo ver luz -dice uno de los Porteadores Negros.
- Hay que machacar a ese bicho antiamericano -dice un médico gordo del Sur con cara de sapo que bebía whisky de maíz en un tarro de mermelada. Se adelanta con andares de borracho y se para asustado por el tamaño impresionante y el amenazador aspecto del ciempiés-. ¡Que traigan gasolina! -vocifera-. Tenemos que quemar a ese hijo de puta como si fuera un negro chuleta.
- Yo no quiero saber nada -dice un médico joven y progre que va colocado de LSD-25...- Cualquier fiscal un poco listo...

Fundido en negro...

- ¡Orden en la sala!

FISCAL. - Señores del jurado, estos caballeros tan «cultos» pretenden que la inocente criatura humana que tan irreflexivamente sacrificaron se convirtió de repente en un enorme ciempiés negro y que fue «su deber hacia la especie humana» destruir aquel monstruo antes de que pudiese, por cualquier medio a su alcance, perpetuar su especie... ¿Vamos a tragarnos semejante pila de mierda? ¿Vamos a dejar que nos endilguen semejante camelo como si fuéramos idiotas? ¿Dónde está ese fantástico ciempiés? «Lo destruimos», dicen muy orgullosos... Pero yo quiero recordarles, señores y hermafroditas del jurado, que esa Gran Bestia -señala al doctor Schafer-, ha comparecido ya en varias ocasiones ante este tribunal acusado del incalificable delito de violación de cerebros... dicho en cristiano -golpea con el puño la barandilla que le separa del jurado, su voz pasa a ser un grito-, dicho en cristiano, señores, lobotomía por la fuerza...

Los jurados se sofocan... Uno se muere de un ataque cardíaco... Otros tres caen al suelo retorciéndose en orgasmos de lascivia...

El Fiscal señala dramático:
- Ahí está... Él y no otro, es quien ha reducido provincias enteras de nuestro hermoso país a un estado próximo a la idiocia más absoluta... Él es quien ha llenado almacenes enormes con filas y filas, hileras e hileras, de indefensas criaturas a cuyas más mínimas necesidades hay que proveer... «Zánganos», los llama con cínica sonrisa que refleja la maldad en estado puro del intelectual... Señores, yo afirmo que el pérfido asesinato de Clarence Cowie no debe quedar sin castigo. ¡Los gritos de «Justicia» para crimen tan nefando resuenan al menos como los de un maricón herido!

El ciempiés se remueve, agitado.

- Hombre, el hijo de puta este tiene hambre -grita uno de los Porteadores.
- Yo me largo de aquí.

Una oleada de horror eléctrico atraviesa la sala... los congresistas se precipitan hacia las salidas gritando y arañando...


Meeting of International Conference of Technological Psychiatry, capítulo de Naked Lunch (1959), de William S. Burroughs. En español, El Almuerzo Desnudo. Se consigue, seguro, a través de Bruguera y de Anagrama.

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